3 de marzo de 2013

"Los que abandonamos el barco"


Nosotros, los de entonces, dejamos la nave mucho antes de que hiciera aguas. Cuando el barco era grande y estaba en su apogeo, cuando su carga era honesta y ligera, cuando el capitán aún no parecía el incompetente que es... Sí, todos aquellos marineros, guardiamarinas, grumetes, todos, casi sin excepción, dejamos el barco. Aún cuando llegaba a puerto y lo recibían con bandas de música y banderas; cuando las muchachas en flor buscaban entre los tripulantes el marido ideal; cuando la prensa aireaba que su carga era grande y que satisfaría a todos los que compraran aquellos productos; cuando las cartas eran... de navegación. Cuando todo aquello nos fuimos algunos marineros porque ya sabíamos que detrás de la mole no había más que fachada -y por tanto cartón-piedra y desazón-, porque sabíamos que en la bodega todo eran ya ratas, porque intuíamos que el capitán apenas tenía idea del rumbo que poner al barco; cuando la oficialidad se llenó de gente que ni siquiera sabía nadar... antes de la tormenta. Nos fuimos, sí, nos fuimos y lo hicimos bien: hicimos lo correcto. Ahora cuando el barco hace aguas, cuando la carga está embargada por Hacienda, cuando el capitán y la marinería están perdidos y son cuestionados, ahora cuando los diarios airean las penurias e insanías de la carga, ahora... que no nos culpen a nosotros, que no lo hagan; que no nos miren, ni nos saluden siquiera. Que asuman que el barco se hunde y que ya no vale. Nosotros, los de entonces, lo dijimos: "esto es sólo un espejísmos y el barco se hundirá".

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