23 de enero de 2022

El pasado sobre la mesa

El pasado, a veces, se convierte en un incómodo presente. Aquella tarde intuí que, tras tantos años de olvido, me correspondería ocupar un lugar a su lado en la mesa del tribunal de oposición ad hoc. Mi tren había llegado con retraso a la ciudad de provincias y yo a la Facultad tras sortear un inmenso atasco. Saludé a los diez o doce opositores, ocupé mi lugar a su lado y con gesto competente fui escuchando las disertaciones orales de todos los candidatos. Mientras, recordé las horas que había pasado, años atrás, en la biblioteca junto a ella; los momentos de estudio; el brillo de sus ojos al explicarme cualquier cosa; el singular sonido de sus pasos cuando llegaba tarde y corría hacia mí... Observé cómo ahora anotaba algo en su cuaderno y me vinieron a la mente los post-it con su singular letra indicándome cualquier cosa, incluidas las fotocopias que necesitaba para sus trabajos. Cuestiones del pasado, en fin. Quince años sin saber nada y ahora, sin dirigirnos la palabra, debíamos decidir el futuro profesional de algunas buenas personas, competentes en lo suyo. En un receso necesité enviar un mensaje a otra persona, quizás para espantar los fantasmas de ese incómodo pasado. Acabó el proceso, firmé el acta y observé en sus manos el paso del tiempo, como para mí. Me despedí de todo y fui en busca de un taxi. En la puerta, la opositora número uno me pidió colaborar en mi investigación sobre... Me sentí incómodo porque algo similar pasó en... En fin, quise decirle que no, "para no cometer de nuevo el mismo error de hace quince años". Pero quince años lo cambian todo... o igual nada.