30 de agosto de 2008

Gerardo Diego


A veces parece que la Generación de 1927 se reduce a dos o tres nombres entre los que están necesariamente Federico García Lorca y Pedro Salinas, entre otros. Uno de mis poetas favoritos del siglo XX es Gerardo Diego. En el Instituto madrileño en el que enseñó literatura estudié yo mi Bachillerato e hice las prácticas del CAP enseñando el ‘Cándido’ de Voltaire. Diego fue el antólogo de la generación y con él fue con el primero que se enfadó Juan Ramón Jiménez. Esa antología (ahora reeditada por Cátedra con prólogo del profesor y poeta José Teruel) recogió la gran esencia de la poesía española de lo que José Carlos Mainer llamó ‘Edad de Plata’ (1902-1939). Tuvo sus detractores pero ha sido uno de los corpus más esenciales, innovadores y con proyección de futuro de la poesía española del siglo XX. Gerardo Diego, que fue vanguardista en su juventud, amigo de Jorge Luis Borges, Vicente Huidobro, Juan Larrea y maestro de José Hierro, resultó un excelente sonetista en su madurez, cuando frisaba la jubilación en las aulas de enseñanza femenina del ‘Beatriz Galindo’. Dos de esos poemas los he querido recoger en esta entrada, porque ya se me ve el plumero (Dionisio Ridruejo incluido) de que estoy muy reivindicativo con este tipo de poema introducido por Garcilaso y Boscán en nuestra Península en el siglo XVI. Como hay días que me siento tan incomprendido como Gerardo cuando lo repudió JRJ y es uno de mis poetas más leído y más estudiado, he querido recordarlo. Que no se nos olvide que el conservador de la Generación de 1927 que se quedó en España tras la guerra para dar clase y entrar en la RAE se llamó Gerardo Diego.


Tú me miras, amor, al fin me miras
de frente, tú me miras y te entregas
y de tus ojos líricos trasiegas
tu inocencia a los míos. No retiras
tu onda y onda dulcísima, mentiras
que yo soñaba y son verdad, no juegas.
Me miras ya sin ver, mirando a ciegas
tu propio amor que en mi mirar respiras.
No ves mis ojos, no mi amor de fuente,
miras para no ver, miras cantando
cantas mirando, oh música del cielo.
Oh mi ciega del alma, incandescente,
mi melodía en que mi ser revelo.
Tú me miras, amor, me estás mirando.

Insomnio
Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.
En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.
Saber que duermes tú, cierta, segura
-cauce fiel de abandono, línea pura-,
tan cerca de mis brazos maniatados.
Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

29 de agosto de 2008

(Más) Sobre Lauren Mendinueta


Un filólogo se forma en una Facultad. Yo confieso que he leído mucho pero que no he leído lo suficiente como para considerarme el mejor de los profesores de Lengua Española del mundo hispánico. Sé que puedo serlo, pero no quiero ser vanidoso. Es más, confieso que durante mis estudios de licenciatura opté por Mario Vargas Llosa frente a Gabriel García Márquez y por ello desconozco gran parte de la obra del colombiano y he leído el total de la del peruano. Sé que Lauren Mendinueta clamará contra mi, con toda la razón, pero sí que he leído ‘María’ de Jorge Isaacs, que apenas se conoce en España. El caso es que Lauren Mendinueta tiene un magnífico Blog que intitula ‘Inventario’ (hay un link desde la parte derecha de esta página). Cada día me sorprende con nuevos ritmos poéticos sacados de todas las literaturas universales; gracias a ella he sabido de muchos jóvenes poetas que mi encasillamiento en la Generación del 2000 me ha impedido conocer. Lo cierto es que Lauren Mendinueta es una de las más grandes intelectuales que he conocido (Mario Vargas Llosa, Miguel García-Posada, Francisco Caudet, Joaquín Leguina, Fátima Fernández Méndez, Ana Merino, Manuel Jiménez de Parga, Fernando Vizcaíno Casas, Luis García Montero, Luis Alberto de Cuenca,...) y ella lo demuestra sin presunciones cada día en su cuidado y cultísimo Blog. Me he referido a Lauren en muchas ocasiones, la última el día de ayer, pero el post de hoy se lo quiero dedicar muy especialmente. Es un gustazo leer sus poemarios cada día mientras estudio su estética y me siento muy ilusionado y orgulloso de ser de su generación, puesto que nacimos el mismo año. Para el profesor que soy es un gustazo hablar de su poesía en determinados círculos. Sobre todo a los más jóvenes. Algún día me he tenido que emplear a fondo en defender su poesía ante otros filólogos que viven con pasión la filiación al único autor del que han escrito en su tesis, sin reconocer que en la actualidad la literatura está viva gracias a mujeres como Lauren Mendinueta, pero eso es lo de menos. Quiero con todo ello decir que en el Blog de Lauren estoy aprendiendo mucho más que en los suplementos culturales de los periódicos y quiero por ello recomendarlo a todo el mundo. Sé que el mío es demasiado heterodoxo por eso de mi faceta política mezclada con la literatura, pero me gustaría también que esa generación a la que pertenece Lauren se comprometiera socialmente con un cometido a través de la poesía, pues unas palabras con la magnificencia de las suyas tendrían muchos ecos. Gracias Lauren.

La poesía de... Fátima Fernández Méndez


La magnífica poeta asturiana Fátima Fernández aparece cada día con mayor fortaleza en el panorama poético de nuestro país. Considero a Fátima una gran intelectual -no hay mas que ver y leer su blog- y de su capacidad literaria dan fe sus numerosos premios y los elogios que le dejan en su web otros grandes poetas. Me siento algo antólogo de esta nueva generación -un poco tímido últimamente por las duras censuras de la Wikipedia- y veo en Fátima una figura prometedora. Sé que el mundo editorial español no es muy justo; soy consciente de que su juventud debe pagar el tiempo que le queda hasta que los grandes filólogos y los grandes críticos españoles le dediquen las páginas que se merece; pero mientras, ella escribe y cada día nos deleita con su inteligencia. La última de sus geniales ocurrencias ha sido reivindicar la faceta poética de Jorge Luis Borges, para venirnos a decir que no sólo es el narrador que todos creemos que únicamente es. La literatura de Fátima es brillante y llamativa; su poesía es fresca y está llena de imágenes que nos permiten entender con verdadero interés lo que nos transmite su subjetivo ‘yo’ poético. La metáfora, que todos concebimos como propiedad privada de Luis de Góngora, también tiene un hueco entre los numerosos y certeros versos de la asturiana. Bien. Un día apareció, no recuerdo cómo, quizá a través de la magnífica Lauren, la poesía de Fátima ante mis manchegas entendederas -ella, que estudió en Cuenca, ya sabe lo parecidos a Sancho Panza que somos los profesores de letras de La Mancha- y me saltó una chispa que sólo recuerdo haber vivido antes ante la poesía de Lauren Mendinueta. No voy a hablar de que Fátima es un genio de la poesía porque aún debe tirar versos a la papelera así como brindarnos otros más brillantes que los que nos ocupan, pero sí es un valor prometedor que nos dice que hay poesía más allá de mis antologadas Yolanda Castaño, Ana Merino, Vanesa Pérez-Sauquillo, Elena Medel, etc., en España, o que Lola Arias, Marcela Collins, Eunice Shade, Alexandra Tenorio y otras de allende el Atlántico. La versatilidad de su poesía estriba en que se maneja tan bien en la estrofa corta como en la larga, si bien echo de menos que sus cualidades pasen a configurar, algún día, un sonoro romance o un sáfico soneto. Pero puesto a analizar lo que tengo delante, el trabajo empleado en el ritmo del verso corto se traslada a la musicalidad y sonoridad del verso más largo, actuando con el mismo interés poético en ambos casos. Fátima tiene una teoría y estética que se va definiendo -imagino que habrá escrito cosas que yo no he leído- en el día a día de su trabajo (y esto es una especulación) y en el transcurrir de sus versos. Pues bien. Ahí queda el nombre de Fátima y espero que suene tanto como sus versos. Versos de los que doy fe en este post.

SILENCIO
!Schss, ¡no hagas ruido!
Cierra los ojos,
Ahora, aspira.
Aspira este espeso silencio.
¿Sientes su vaivén?
Es la hamaca de la soledad.
¿Lo hueles?
Es el olor mezclado de los pueblos.
Abre los ojos.
Ya puedes expirar.
Expirar los gritos inaudibles
de quienes sufren y nunca vemos.
Expirar este llanto
que se ahoga en mi garganta

© Fátima Fernández Méndez

8 de agosto de 2008

Benito Pérez Galdós


Uno de los muchos escritores de la Historia de la Literatura Española que más admiro es Benito Pérez Galdós. Proveniente de una familia media, llegó a lo más alto de la carrera literaria con su ingenio. Nadie duda que sus ‘Episodios Nacionales’ son la mejor historia del siglo XIX español que se ha escrito y nadie duda que títulos como ‘Fortunata y Jacinta’, ‘El amigo Manso’ o ‘Marianela’ son imprescindibles entre las obras clásicas que hay que leer. Él fue denostado por un sector de la crítica y la opinión literarias y amado por la sociedad que leía sus obras en folletines. Esos folletines son hoy las más imprescindibles páginas de la Literatura Castellana. Don Benito tuvo veleidades políticas siendo en 1886 diputado por el distrito de Guayana y más tarde militando, junto a Pablo Iglesias, en la Conjunción Republicano Socialista que le llevó a ser diputado por Madrid en 1907 y 1909. Sus camaradas lo olvidaron cuando ya no tenía dinero y cuando la ceguera (física) le llevó a escribir la quinta serie de los ‘Episodios Nacionales’ al dictado. En este punto tengo que traer a colación a otro escritor, el conservador y miembro de la Generación del 98 -si los señores de Wikipedia aceptan aquello de Generación, que lo dudo- “Azorín”. Siendo Subsecretario de Instrucción Pública ayudó económicamente a nuestro escritor canario. Atrás quedaban sus deudas, sus pleitos, todo… Lo que caracteriza a Galdós es ser el Cervantes del siglo XIX. Un gran escritor realista. Un gran hombre de letras. Esperemos que las nuevas generaciones no olviden al autor de ‘El abuelo’ y otras páginas maravillosas.