30 de septiembre de 2013

"In Sabi's day"


To Sabi in her birthday

Uno no está allí; al fin y al cabo ella es una protagonista de cuento, un personaje de mi ficción, que habita la realidad de las calles de Praga, a miles de millas de este punto de Castilla. Algunas de mis historias llevan el eco de sus pasos, por la ciudad del Moldava, que miraron los ojos de Kafka y sufrieron las carreras de Václav Havel. Dicen las musas que hoy es el cumpleaños de esa muchacha de ojos azules a la que tan bien sienta mirar a la cámara: la estrella de un arte que no es el mío, pero que con el mío es el arte del siglo XXI. Un autor no debe soplar las velas de la tarta de su personaje; un autor no debe marcar los pasos -hoy- de la muchacha que habitará sus cuentos, que paseará las calles de Praga o bajará a algún bar americano -ella no bebe, dice, entonces a bailar-. Ojalá esta noche los sueños le regalen mi presencia creadora, con una frase que le diga que "mis palabras sobre ti, Sabi, son eternas".
 
© Image by Model Mayhem

29 de septiembre de 2013

"Recuérdalo tú, recuérdalo a otros"


A las cinco de la tarde, la maldita hora (en ese caso) taurina. Mientras que muchos corazones suspiraban el amor del verano, mientras las mujeres cantaban cosiendo tras la siesta, mientras el mulero iba a casa deseando dar un beso a su mujer morena, mientras nacían niños entre zozobra, mientras velaban a su muerto aquellas mujeres españolas de negro, mientras en el horizonte se cernían la tensión y el odio... A las cinco de la tarde empezó todo. A gritos, con carreras, soldados a las camionetas, bandos en las paredes... gente que corre más fuerte que nunca a casa con el dolor de no saber dónde estaba el chiquillo o el marido o la mujer que había ido a los ultramarinos... Aquellos ojos que martilleaban las armas; política española que no sirve para hablar... Pasos en los salones... Unos que se alegran y otros que lloran. Sentimientos y después sangre. Aquí no hubo ni paz ni piedad ni perdón... A cal y canto, las casas... Y de noche, el miedo del ascensor que se para en tu piso; el golpe maldito en la puerta. El derecho a todo y  a la nada como diálogo. Sangre que tiñó la tierra baldía (entonces) de España, con el deseo en el corazón de que sus nietos un día vivieran mejor... A las cinco de tarde empezó todo, anunció la muerte de cientos de miles de seres humanos que sentían y que padecían. No caería en vano aquella sangre, siempre que sepamos que un mundo mejor y más libre late en nuestros corazones si sabemos resistir y renunciar al futuro rígido que nos dictan: las cinco de la tarde de los corazones, no las cinco de la tarde de otro espacio. También eran las cinco de la tarde más o menos cuando sonó su teléfono, el de Adolfo, años después: "elevar a categoría de políticamente normal lo que a nivel de calle es, sencillamente, normal". A las cinco de la tarde de una calle cualquiera de España...

25 de septiembre de 2013

"Se busca musa"


A ti, aunque no sepas que eres musa...
Siempre preguntando lo mismo; siempre te lo preguntan, así que debe ir en el manual para periodistas que dan en la Facultad. ¿La musa? Eso y el estereotipo de que todo escritor bebe, fuma y todo eso (debe ser genético o va con la iniciativa). Malditos llamaban a algunos; atormentados, a otros... Tú cuentas historias de perdedores, de fracasados, de tipos que reciben un no por respuesta; o sea, la crisis... Y siempre que escribes tiene que haber algo de real, piensa la gente... Claro que en muchos casos es verdad, ¿por qué no? Lo mejor que conoces es a ti mismo, aunque haya días en que, contigo mismo, ya estás mal y tomas prestada la frase de una jovencísima escritora en ciernes. Lo que jode es la página en blanco, eso sí que jode. ¡Pregúntalo! Tener mil ideas que plasmar y que no te salga la letra... Hay que ser sincero: la musa es esa mujer que tú conoces y que tomas de la realidad, la moldeas, como si tú la hubieras creado ya y no sus padres y la introduces en la historia. Pero como no seas creíble o no tengas la vena para ponerlo todo ahí y que el que lea disfrute, estás jodido, amigo. Eso es lo que debes poner, periodista, y no preguntar siempre qué mujer está detrás de mis historias, porque quizás ni ella misma lo sepa (o yo no quiero que lo sepa): déjala que lo intuya, que disfrute, que lo crea. Si un escritor se enamora de ti, jamás morirás... pero, ¿y si ese amor es tortuoso, imposible, complejo? ¿Qué? Déjate de pamplinas y piensa que hay veces que el pie quebrado te viene con un whisky de más, en plena calle mientras miras un cartelón, en el AVE o mientras conduces y te adelanta un automóvil... o como aquella vez que compraste el periódico y en el reportaje de Ibiza salía de go-gó la tipa más insoportable y anodina de tu clase del Instituto. "Mírala ahí", dijiste y justo entonces fuiste a ver qué ponían en la televisión esa noche. Puede que uno tenga una musa que no va a descubrir, puede que ella nunca muera entre mis letras, pero también puede que pasen años hasta que se sepa quién es.

23 de septiembre de 2013

"Malas noticias"



Te has ido, como si el rayo cesase.

Noche abierta y alguien que conoces de aquellos tiempos te pregunta por ella: "¿Conocías a...?", te pregunta. "¡Claro!", dices inmediatamente, "menganita, que trabajaba en tal sección". "Dicen que...". Y, entonces, ¡joder!, que era una vida en flor; una sonrisa que alegraba el día al entrar en aquel sitio en donde el trabajo no era más que estrés y agobio. Y anda que no estaba ella ilusionada con su curro, con su vida personal, con sus planes, con sus sueños... Al otro lado, quien habla (otra buena chica, de fiar, una excelente ex compañera que está tan alucinada como yo), comenta lo que se comenta y yo que empiezo a hundirme (lo que me duele es lo perdidamente joven que era, además de guapa y de competente y de alegre...). ¿Qué mierda pasa que esas vidas en flor se van? Y, ¿qué pasa que a uno le duele tanto la muerte de alguien tan joven, aunque no sea directamente cercano? Hacía tiempo que cuando iba allí, ahora de cliente que mira y no compra (o que compra, eso da igual ya), no la veía ("estaba enferma", resuena en mis oídos lo que se dice ahora) pero jamás pensé que... uno piensa vacaciones, embarazo, gripe... (o hasta una depresión, qué mierda, que de eso se sale...) ¡Pero algo así! En mi ordenador una o dos fotos de ella, de aquella época: sonrisa, mirada cálida, juventud ('divino tesoro', ¿eh Rubén Darío que estás en los cielos?) y... mira. Joder, chica. Muchos más te echaremos de menos, no lo dudes: a los escritores nos cuesta olvidar.

20 de septiembre de 2013

"A medias"


A medias; a media luz; a medio gas; medias verdades... La inquebrantable fórmula de decir sin decir, de mentir sin perder el sueño; de querer quedar bien cuando la vida tiene una sola cara, la que uno descubre cuando ha de elegir entre dos caminos: no hay ni negro ni blanco, en la mitad un gris que no gusta a nadie. ¿Comprometerse? ¿Dar la cara? ¡Uf...! La facilidad de adaptarse a lo políticamente correcto, sí; está mucho mejor quedar bien, por si acaso se necesita esto o lo otro, que ser sincero. Luego la gente dice que admira al sincero, al que va de cara, pero en el fondo lo detesta: es mejor nadar y guardar la ropa. ¡Qué bonito sonreír a todos! A la derecha, a la izquierda; al jefe, al compañero que detestas... quedar bien, a medias, por si acaso. El héroe que sea otro, tú, por si acaso, lamer el culo de todos; tibieza... Que me saque de apuros otro. Mejor no decir, no hablar, no comentar, no quedar, no comprometerse... la mejor tarjeta de crédito para ser inmaculado ante la realidad. Así nos va...

18 de septiembre de 2013

"Todas las cosas que soñé"


Hace dos días que fuiste adolescente; hace muy poco que soñaste este futuro... que pretendes comerte. Y aunque la gente diga, o la gente haga, o la gente crea que no hay cabida para el sueño (despierto, intenso), tu mirada sigue siendo igual. El mal no cambia, pero tampoco cambia el bien. Esa sonrisa que se pone cuando algo quieres; esos nervios ante un examen, ante esa persona... (añadido ese cosquilleo en el estómago) o esa mueca de molestia cuando la que te saca sangre te clava la aguja... Noches sin dormir, llenas de sueños, plasmados en besos interminables, en la sonrisa de victoria porque se acaba ya la short story que estás escribiendo... ¿Ha cambiado todo tanto? ¿Acaso la carrera de fondo que estás corriendo ha llegado a su fin? Truena ahí fuera; esos señores del traje apenas piensan en ti y en aquel y en el otro, van a su bola; pero tú, mientras esperas para tomar un café improvisado con alguien, sigues sintiendo esa misma desazón de siempre (vendrá, no vendrá; la margarita que se deshoja)... ¿Acaso no te cuesta infinito, ahora, enviarle un whatsaap? ¿Y qué decirle, qué escribo? Que piense que eres original y tienes conversación... ¿Acaso no tienes aún intacta la capacidad de hacer reír a una cuadrilla de adolescentes en clase? ¿Acaso no tienen ellos las desvergüenza innata de gritar tu nombre en mitad de la multitud? Tú a su edad, ni más ni menos... Aún te tiembla la voz cuando inicias esa conversación, o un discurso, y lentamente te vas serenando... según la gente se te mete en el bolsillo y te grita "¡dales caña!" ¿Acaso no piensas que hay sonrisas eternas? Y caraduras que no deberían circular por la misma acera que la señora mayor que te sonríe, porque eres el único que la trata como si tuviera veinte años; como debe ser, vaya. ¿Acaso las cosas que soñaste no siguen intactas?

15 de septiembre de 2013

Acción Poética Tucumán


Eso que hacen allá, en Tucumán, sí es una locura de verdad. Gira il mondo, gira. Quizás nosotros no seamos conscientes de que hay mucho más en nuestras vidas que la quimérica desolación; que la poesía pone el punto vital a nuestras almas... Coger un bote de pintura, enamorar un vieja pared con los trazos de la juventud y de los versos; pensar en el mundo, en todas esas almas que se quieren, que aman, que sueñan, que quieren de verdad... Que lloran y que rabian, todo eso... Y que necesitan la palabra. Podríamos pensar que únicamente tú eres la casualidad más linda de mi vida. ¿Acaso la poesía no lo es también? ¡Gracias Tucumán!

12 de septiembre de 2013

"Conversaciones a medias"


Aquella noche, en un tugurio de carretera, mientras cenaba un filete de cartón piedra, en la televisión pasaban una película en la que el jefe despachaba de mala forma a la secretaria, dejando una conversación a medias. Me vinieron a la mente todas esas veces que uno comienza a decir algo importante (con la preparación que lleva, con la mentalización por hacerlo, con la ilusión de hacerlo) y queda en el aire, a medias. Unas veces detectas la falta de interés, otras la parte contraria zanja lo que estás diciendo con un adiós irreverente, otras eres tú quien decides que es mejor no seguir por la indiferencia... Y no digamos ya cuando ese invento llamado whatsaap es desde el que pretenden que cuentes algo, que deberías decir cara a cara. Es tan largo y tan intenso que los dedos, por lo general, van mucho más lentos que el cerebro. ¡Tantas cosas quedan por decir! Al otro lado del interés existe una persona que necesita ser escucha y cuanto te dice, tú asientes; pero... ¿y cuándo quien tiene que hablar eres tú? La secretaria de la película (tenía pinta de ser de los setenta, retro total) se retiraba con sumisión resignada: digo yo que, al menos, cobraba por soportar al jefazo. ¿Y cuando quien dice eres tú? Todo eso que queda dentro, que se agolpa, que madura dentro, que se queda ahí y que oprime, tengo para mí que algún día debe arrepentirte, ¿o no? Yo qué sé, no soy psicólogo. Pero no dejo de pensar en esas veces que acudes a otra persona con delectación, con interés (si no tuvieras interés por saber no te comunicarías, pienso) y, de pronto, ¡zas!, la cosa se zanja abruptamente... I-n-c-o-m-u-n-i-c-a-c-i-ó-n. Lo peor es cuando al pasar el tiempo se te olvida lo que ibas a decir, a quién decir, cómo decirlo... Entonces es ya tarde.

11 de septiembre de 2013

"Mal de amores"


"Nunca se para de crecer,
nunca se deja de morir".
(Fito).

Aprendí pronto (y tú también, reconócelo); no recuerdo cuándo ni si fue en mitad del Madrid de entonces, en el West End de Boston o en West Wheelock en Hanover, al frío Norte. Ahora se lo digo a esa gente que lo lleva escrito en la cara: no es humano el que no sufre mal de amores. Es posible que esto sea un juego; que el aire que respiramos se atenace del deseo (¡qué bien lo diría por mí Luis Cernuda!); que uno se crea el rey del mambo (ya lo sabemos, el cine y sus efectos secundarios...); pero lo que no es, es ciencia exacta. A pesar de los poemas, a pesar de tantas letras de canción, a pesar de tantas horas dedicadas a mirarla, a pesar de cuando se dice y, sobre todo, cuanto se calla; a pesar de todo lo que se invierte en ser feliz (sobre todo siendo el niño que uno lleva dentro, sonriendo). A pesar de que la vida es una putada (but We will never surrender!), sinceramente, no es humano el que no ama, pero también al que alguna vez no le han dicho no -o el silencio que se cernió en el lugar de una respuesta que jamás llegó-. ¡La cruda realidad, que rompe el deseo! Un lugar indeterminado; ahí vas tú, distraído (o distraída, según quién seas...), observándolo todo... Alguien se cruza contigo; ves, ese efecto secundario de quedarte sin aire... esa sensación de no poder hablar, esa situación en que estás en el centro de todo lo que mueve lo humano... A eso no renunciamos, eso es la vida. Y lo demás, todo eso que queda y que no está escrito. No-está-escrito.

10 de septiembre de 2013

"Esa oscura sociedad"


Para la joven Claudia,
esperando que sus sueños se hagan realidad.
 
Un café ácido en cualquier sitio, con el olor de fondo: allá donde uno va no existen tugurios de lujo, eso es para cuando se codea con los que sonríen sin decir nada. La resaca es de un whisky barato, sin sabor a los besos de la chica de película con que uno sueña, de tantas películas como ha visto. Esto, amigo, no es tan bonito como lo pintan; nada es como en el cine. Es suficiente con poner la tele y ver la misma mediocridad, la misma droga monótona. Esa sociedad que habitas, en la que haces cosas y, aunque te arrepientas, permaneces; tiene una postura oscura, un lado desolador: la realidad. Quien quiera creerlo, que lo crea: no existen los héroes. Lo normal es no ligarse a la chica del otro lado de la barra; lo normal es que nadie resuelva ese caso de desaparición o de robo (te dirán que es la burocracia, que no hay pruebas, que la Ley dice-implica-opone), toda esa palabrería incompetente. Es cuando te despiertas del sueño en que estás sumido... No, no basta con ser gente de acción, porque no se vive en una novela... pisas firme sobre la ceniza de esa mujer con cara de circunstancias, del tipo que no llega a fin de mes, del que ha perdido su fortuna, de la que eligió mal al marido, del jugador que se apuesta su casa, del tipo que esnifa coca, del político que coge su sobre y corre... O del imbécil que, al fondo del bar, te dice que todos son iguales, que la solución es una dictadura, que no hay nada que hacer... pero quien, al salir de allí, apesta a vino y mientras la hija lo recoge, se acojona y se calla como un cobarde, que es lo que es. Ya lo ves, amigo, no es una novela... ni una peli.
 
Al menos sueñas, te queda soñar: eres rebelde, indócil, protestón, agobiante, bocazas algunos días... y sueñas; sueñas que sí, que esto es una mierda que se puede cambiar; que tampoco está tan mal pensar que algún día la poesía, o la novela, o el teatro o tu puñetera voz gritando alto lo dirá y el mundo, otra vez, renacerá... como ya pasó; no es nada nuevo... Que igual algún día la chica se te acercará...
 
El que no sueña ni es rebelde, que no salga de casa...

9 de septiembre de 2013

"Apariencias que engañan"


El hombre aquel, sentado discretamente a la puerta de su casa, de un pueblecillo segoviano, me lo dijo quedamente, pero muy claro: "Hijo, mejor que te la enreden a la entrada, porque a la salida ya habrá pasado demasiado tiempo". Y el caso es que el anciano tenía razón, porque las apariencias tienden a engañarnos. Sin ir más lejos esa niña monísima -esta mañana, lo confieso- con apariencia de pija, mejor, de pijísima. Sorpresa por verla en el lugar y el momento en que ha sido vista, no en el barrio de Salamanca, por ejemplo. La anécdota viene cuando la sorpresa parecía apagarse: la chica, que iba hablando por el móvil, va y se sube a una furgoneta desvencijada, blanca por más señas, con dos o tres cristales sustituidos por cartones, que mitigan el aire y el frío -en invierno, claro-. Conducía ella. La estupefacción ha sido enorme. Y es que la apariencias, con más frecuencia de lo que uno espera -o debería esperar-, engañan. Como las palabras, esas que contradicen los hechos (muchas veces). Ya lo dijo el anciano, antes de irme: "Alguien que no te mira a los ojos, malo".

7 de septiembre de 2013

"Sin motivo ni razón"


No lo sé; sin motivo ni razón pensé hoy en ti. Sin motivo ni razón atenazaste mis sueños. Sin motivo ni razón te presentaste de improviso y dañaste mi alma. Sin motivo ni razón cambiaste mi sonrisa. Sin motivo ni razón quisiste hacerme daño. Sin motivo ni razón dejaste que la lluvia bañara mi rostro, disimulando las lágrimas. Sin motivo ni razón me hiciste pensar, cuando necesitaba no hacerlo. Sin motivo ni razón dominaste mi camino, cuando quizás no fuera con el tuyo. Sin motivo ni razón quisiste hacer deseo de una realidad de miedo. Sin motivo ni razón me hiciste daño. Sin motivo ni razón debo olvidarte.

3 de septiembre de 2013

"Las zapatillas de Pilar"


Lo que más me ha gustado de la mañana veraniega de hoy, septiembre de 2013, han sido las zapatillas de Pilar. Verán, Pilar debe ser -no la conozco- una estudiante que ha pedido una beca -en estos tiempos tan turbios- y, a su salida de la Delegación Provincial de Educación de una poblada capital de Castilla-La Mancha, estaba hablando con un señor, que debería ser su buen padre o un profesor. Uno, que como decía aquel, "observa y observa", se ha fijado en que la chica había comprado originariamente unas zapatillas blancas... Seguro que sus hormonas adolescentes se cansaron un buen día del color -bastante poco sufrido, yo la comprendo- y, ni corta ni perezosa, las ha coloreado con mil colores vivos, subidos de tono, alegres y cándidos, como deben ser en una chica joven. Yo la apoyo, qué narices... Su nombre en letras bien grandes, cada una de un color diferente y un tipo distinto; luego unas flores muy chulas, un Sol, creo recordar y algo más. Y, ¡zas!, nuevo look... Para que luego diga algún listo que en nuestras aulas no hay creadores ni gente que vale. Lo que menos, en fin..., lo que menos lo dejo para otro día.