28 de junio de 2021

California Dreamin


Con las prisas de un mal sueño corro hacia la taquilla e inserto la tarjeta de viaje: el tren apenas ha arrancado y subo de un ligero salto a la plataforma final. Camino por el pasillo, desierto ese domingo de verano en California y allí la veo... Agazapada tras un best seller de bolsillo y aislada del mundo por sus auriculares, la misma chica de siempre: solitaria, con un café del Starbucks entre las piernas. Coincido con ella casi cada día, como con esas otras personas a quienes no conozco, pero cuyos rostros ya me son familiares. Gente del mundo, tan importante para alguien como lo somos tú o yo... Algunos días se me queda mirando, con esa fórmula de atisbar la tranquilidad por viajar con gente habitual: un miedo menos. A veces me pregunto quién será ella; o quién aquel ejecutivo con el Times; o la muchacha con las bolsas del Mall en el viaje de vuelta, sobre las seis... En el fondo aquí somos todos gente solitaria, viajemos hacia Berkeley o hacia San Diego. Algunos días nos molestan los grupos de playa, con sus ruidos, sus tablas de surf y sus formas estridentes de llamar la atención... pero el tren es de todo, ¿no? Cuando voy a bajarme tengo la costumbre de mirar unos segundos hacia atrás, como diciéndole "hasta mañana".