A los que disteis la vida por nosotros, fueseis quienes fueseis.
Un domingo cualquiera de un momento cualquiera de tu vida, en el que te levantas con cierto dolor de cabeza habitual en la gente de Letras. Digamos eso y punto. Aún resuenan ecos de la conversación de la cena de anoche, en aquel ruidoso lugar... y cómo todos hablamos de todo. Tú, que te levantas además con música de fondo (Eurodance, dicen en Youtube, que no es otra cosa que recordar aquellos noventa en los que fuiste joven, sin que eso suponga que ahora no lo seas) y sonríes recordando la sarta de tonterías que todos hicimos y dijimos ayer. Tú también, para qué vas a mentir. La anécdota americana de las naranjas le saca un sonrisa a todo el mundo y eso que es intensamente cierta. Te sientes realmente tranquilo e incluso recuerdas que tienes que preparar una copia de tu Programación Didáctica para dejársela... La música pasa de un tema a otro que despiertan en ti el recuerdo de cuando eras eternamente inmaduro. De repente caes en la cuenta de que a Esther -que es historiadora aunque se quite importancia- le hablaste de lo injustas que fueron las muertes de tanta gente en los años de plomo (tú pensabas en cierto matrimonio) y de otros temas transversales. Hay quien piensa y lo flipas que-tú-eres-el-que-más-sabe-de-la-guerra-en-T. No caíste, amigo, en que hoy se desataría ese debate de nuevo; el ruido y la furia; la lluvia ácida de la guerra... Las redes echan chispas y el Telediario también, según el canal. De repente, te entra un bajón inmenso. ¡Con lo que nos reímos anoche intentado averiguar si la calle subía o bajaba! Menos mal que Esther ha elegido otra guerra más lejana, porque esta... Yo me pongo una peli porque mis ojos no toleran esta lluvia ácida.
3 comentarios:
"In-presionante"
Mil besos
Gracias, amiga
:-)
Claro que eres el-que-más-sabe-de-la-guerra-en-T. Yo lo creo firmemente.
(Y estas cosas me recuerdan a las clases, y a las muchas ganas que tengo de oírte otra vez. Besos. Jo.)
M.
Publicar un comentario