"Economía", dicen en televisión. ¿Y así me voy a pasar yo dos meses? Quizás ese sea el tema, en el pensamiento único e inmutable, pero... yo estudié Letras y esa pasión me hace pensar y sentir. Analizar los silencios; eso que se queda por decir; mitigar el llanto por la impotencia de quien ve su futuro negro; echar de menos a quien se fue al extranjero; animar a la amiga que está de bajón, porque me necesita; sonreír a los ancianos que saludan; leer una novela policíaca; tomar un café con quien me dé la gana; pisar la calle; escribir un poema; viajar; compar un libro; estudiar y mandar whatsapp a las pocas -o las muchas- personas que realmente importan... No me da la gana de hablar de economía ni de cifras ni de datos ni del informe oficial: sí de personas; de pronombres -tú y yo-; de aquellos años que vivímos despreocupados por lo que vendría después... Quizás es que los demás sentimos, los demás somos la sociedad, los demás salimos a la calle... pero el futuro no se compra, no hay dinero suficiente para ello. Ni el amor, ni la sonrisa esperada -o inesperada-; ni el rato de café con una persona interesante; ni el guiño de un ojo; ni la mirada inocente de un niño... No, los de Letras somos de otra pasta: la ilusión no es su economía, la ilusión es que nos dejen vivir. Aquella vez no supe hacer nada, a la próxima estaré preparado: con palabras, con pronombres, con verbos, con la mirada al frente; respondiendo preguntas en primera persona y sólo aceptaré ultimátums de quien me quiera.
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