La soledad: a veces, esa gente busca un rato de soledad... Cuando entré en aquel sitio y me situé en la barra del bar, la reconocí inmediatamente. Una actriz famosa, autora además de un poemario solvente, con cierto interés literario. Estaba sola, bebiendo whisky. Pensé que esperaba a alguien, de esas veces que se llega antes y vas esperando con un Martini en la mano. Saqué mi cuaderno y fui leyendo despacio, anoté otras cosas: yo también busqué estar solo. Alguna vez nos miramos fíjamente, quizás recordando aquella noche en la que, tras una representación de aficionados, ambos nos fuimos a cenar juntos con el resto del elenco en un bar interesante de Vallecas, poco más. Sacó una novela y leyó, mientras un camarero silencioso le servía una Texas Burguer. Mi timidez me ha hecho perder el tren muchas veces, pero aquella noche me acerqué a saludar, pensando en que me mandaría a la mierda por molestar o que, de repente, entraría en el sitio una persona que rompería el embrujo. Fui. Copa tras copa, paseo, risas, conversación... hasta que nos dieron las cinco y ambos habitábamos en el mismo hotel de la ciudad.
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