No es lo mismo estar solo que sentirse solo, aunque a veces las dos cosas vayan juntas. Uno de los fracasos de nuestra actual era, del siglo XXI, es la soledad, aquel estado en el que viven muchas personas, sobre todo gente mayor, y que tiene como efecto secundario, o primario únicamente, enfermedades de cariz psicológico y psiquiátrico. Yo, como todo el mundo, aunque hablo exclusivamente de mi, me siento solo en muchas ocasiones, aunque esté rodeado de gente. También siento la soledad como el fruto del fracaso previo: esa vez que no consigues atraer a una chica, aquella otra en que no has estado a la altura de la circunstancia, cuando quieres hablar y no encuentras interlocutor o en aquel momento en que necesitas discutir con alguien y no tienes a nadie. Considero que el ser humano es, por constitución, un ser social (a pesar de que hay gente con una pose de asocial terrible) y por tanto tiene y debe interrelacionarse con los demás. Vivir en una gran ciudad, sometidos al dictado del reloj, con el estrés como aliciente diario y la competencia activa en lo laboral, hace que el habitante de la urbe acabe sólo: no hay tiempo para un café, menos para ir al cine y ninguno para quedar a cenar. Eso sí, hay gente que se las arregla muy bien para soltar su parrafada cuando se siente mal con la advertencia de que no estará cuando al otro le ocurra lo mismo y lo requiera para ser escuchado. La soledad trae ansiedad y depresión; la enfermedad del que necesita sentirse querido y no encuentra amante (valga la acepción sin ninguna otra connotación), la del que necesita ser escuchado para realizarse en la sociedad que conforman los dos interlocutores, porque en definitiva lo plural es el diálogo y lo singular el monólogo. Ningún monólogo deja de ser caótico y desordenado, frente al orden del diálogo, que va aclimatando la conversación según las preguntas que saca a colación uno de los dos o más hablantes. El que vive solo, el que se siente solo necesita de otro y siempre es la palabra la que rompe el hielo de la soledad. Por eso, cuando uno no encuentra a la mujer adecuada (como es mi caso) por la razón que sea (ella no quiere, uno no se atreve, etc.), por poner un ejemplo, como no hay interlocución sobreviene la soledad, como si fuera el efecto secundario de una vida sometida a la competición social. Trabajar en equipo, además, supone evitar la soledad, pero nuestro mundo es competitivo, solo admite a los individualistas, el currículo más pesado y de ahí también sale la soledad. Tengo miedo a la soledad, sinceramente.
8 comentarios:
Es algo que tu indicas Francisco, el algo del ser humano, aunque hay algunos que nos afecta más que a otros. Yo pienso que es una cosa más que es pasajera.
Un Abrazo.
¿Sabes esa canción que dice "Acompáñame a estar solo"? Ricardo Arjona. Recomendable.
Tienes razón, no es lo mismo estar solo que sentirse solo.
Hace no mucho un amigo me dio una de esas joyas que conviene recordar y que, desde aquí, quiero compartir contigo:
"Camina solo y avanzarás muy rápido. Camina acompañado y llegarás muy lejos".
Pero la compañía en el camino no siempre es la misma. Hay que estar atentos y, mientras tanto, seguir andando.
Ja,ja,ja,ja... has comentado mi blog justo cuando lo estaba actualizando, por un pelo no me dejas el comentario en una nueva entrada...
Te he dejado una respuesta.
Un beso, cielo.
hay un refrán que dice: mejor ólo que mal acompañado.
Y sí, la soledad es terrible.
Saludos
La vida es un caja llena de sorpresas… hoy me siento sola y estoy sola, pero mañana puedo tener muchas amistades, y ansiar un momento de soledad. Se debe tener siempre esperanza, buscar el fallo y remediarlo, encontrar nuestro propio equilibrio e intentar aprender de esos momentos de soledad.
Un saludo.
Creo que la amistad es la clave mas importante 'anti-soledad'. Saber que uno tiene amigos con los que poder contar en cualquier momento es fundamental. Hay gente que tiene muchos, hay gente que tiene menos pero muy buenos. El amor no me parece la mejor solucion para la soledad. Porque estar con alguien y sentirse solo es la peor de las soledades que se puede sufrir (no digo que ocurra siempre, claro).
Besos
Coincido bastante con lo que te dice Isabel. Yo añadiría lo que dijo Machado: "Converso con el hombre que siempre va conmigo..."La soledad no es peor que vivir esclavo de un trabajo que odias o tener que soportar a unos compañeros con los que no tienes nada en común...A mí me funciona la naturaleza, relaja, es hermosa y se aprende mucho de ella, aunque no descarto estar con un buen amigo siempre que encuentro el momento. De cualquier manera, las grandes ciudades son propicias para la deshumanización.Afortunadamente yo vivo en una ciudad pequeña.
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