24 de enero de 2011

Volver a Hanover, New Hampshire


Muchas veces echo la mirada hacia atrás y aterrizo de nuevo en Nueva Inglaterra, en New Hampshire, como aquel 2002. El estado que me recibió con nieve y con mucho frío, pero al que me adapté pronto; aquel estado casi rural que me resultó muy familiar y en el que tan buenos momentos pasé y al que, de verdad, tengo que volver pronto, en el que me gustaría volver a pasar otra larga temporada. Son los recuerdos que fluyen, en este caso, porque son buenos, son agradables, porque apenas hay algo negativo en ellos. Menos mal que cristalizan y rompen el día a día, con los interminables defectos, con la trivialidad, con toda esa gente que, francamente, no soporto. Sin embargo, aquella sencillez de New Hampshire, el poder pasear anónimamente por las calles de Hanover (arriba, en la foto, tal como lo recuerdo, igual, sin variar apenas, como si el tiempo lo hubiera congelado, nunca mejor dicho; como si el efecto invernadero no hubiera existido), el vivir intensamente...

No hay comentarios: