La verdad es que un tiempo para mirar las cosas es algo que deberíamos practicar todos alguna vez, sin lugar a dudas y sin caer en el error: muchas veces calibramos y enjuiciamos cosas con ligereza, sin ir a lo distinto, a lo profundo, a lo que no llama las cosas y que es lo que define las mismas. Tengo para mi que una gran proporción de gente que nos rodea deja de ser interesante (al menos para mi) cuando empieza a hacerse interesante; esto es, cuando empieza a creerse imprescindible y como dijo aquel en un mitin, “los cementerios están llenos de gente imprescindible”. Hay que regenerarse y muchas veces la nueva génesis comienza conociendo gente nueva.
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