31 de mayo de 2012

"Estampa de señora mayor en un café..."


Mientras nos entretenemos en indignarnos racionalmente con los políticos españoles, salvo excepciones, o sufrimos por las veleidades de una mujer fatal, la ternura de las cosas se halla en la más absoluta de las normalidades cotidianas. Esta mañana he salido de casa con la intención de tomar un café en un lugar, como el elegido, poco concurrido (así evitaba encontronazos innecesarios y miradas indiscretas). En una mesa, solitaria, una anciana de pelo blanco, desayunando un café y una tostada; la dignidad en las arrugas y en la mirada. Masticaba y bebía despacio. De pronto, el desayuno había concluido y, al levantarse, pese al mantel de papel que habían puesto los camareros muy de mañana, ha intentado limpiar y recoger, inercia de esas chicas de los años cuarenta tan bien educadas y apañaditas. Cuando salía y me ha permitido contemplar su rostro, envejecido, obvio, había síntoma de preocupación. Un día festivo en la cara de una anciana que a saber qué cosas ha vivido en sus muchos años. El retrato me ha parecido tierno, diferente, inusual... y cuando uno lo repasa, siempre sobran los mismos: qué necesidad tiene ahora la mujer de que le recorten la pensión. 

1 comentario:

Lisarda dijo...

Qué hermosa actividad: descubrir, o entrever el misterio de una vida en lo cotidiano; y qué mejor lugar que un café como el que cuentas.
Un abrazo.