A Ricardo Darín
En el mundo hay detectives inteligentes y aficionados a detectives, lo de menos es la gabardina, la cámara de fotos minúscula y el tabaco. La historia es sencilla e intemporal, bien sea en el Buenos Aires de Perón allá por 1952 o en el Madrid del Caudillo de 1974. Uno tiene que sacar partido a la jugada: la ve venir o la intuye, tiene paciencia y dispara. Eso se aprende en la calle o en el cine, que es lo que te hace subir la adrenalina o hacerte perder la cabeza detrás de unas faldas, pongo por caso. O mira, es mejor que te lo diga un detective con talento... Tantas veces hay que uno no se da cuenta y tiene el arma del otro en el cuello; un mal paso, que es lo peor que puede suceder a un detective. El buen detective es el que te viene con la información: "mira, déjalo porque es la mujer de un mafioso, tiene detrás a la policía, el marido suele premiar la traición con un tiro por la espalda en el Campo de Marte..." No se puede coger una caso por el atractivo físico. El buen detective es el que te remata con una frase memorable: "Olvídate de esa mujer... tiene mala música".
1 comentario:
Bueno, no sé exactamente por qué pero yo siempre creí lo que decía la gente mayor...
Supongo que de todas formas, lo que has escrito hoy aquí dentro de unos años lo probaremos en nuestro viaje por el mundo, Paco.
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