"Como la lluvia, así deberías ser", dijo, tras comentar algunas cosas de tu vida que sólo tú conocías. Sonreía mientras te lo comunicaba y añadía, además, que "como no te he pedido que te acercases a mí, tampoco ahora voy a pedirte que me pagues". Resonaba por la noche todo aquello en tu interior, mientras en la habitación del Hotel sólo se oía el tic-tac del reloj de pulsera y una extraña sensación de plenitud. "Muy ordenadito, solo que los sentimientos no tienen orden ni concierto; tampoco excusa ni pretexto...", eso iba parloteando ella mientras tú, incrédulo como siempre, sonreías con ese cinismo que te hace creer que eso no es verdad. "Déjate llevar y no estimes que amar, o reír, o llorar, o escribir sobre emociones sea una ciencia exacta: vivir desborda". Corre-grita-sonríe-bébete mil litros de esa lluvia fina que te cae todos los días... Rompe la timidez y la ternura si te miran... ¿De qué hay miedo? No se trata de la misma lluvia, no es la misma lluvia equivocada de todos los otoños... ese agua que cae es nueva, es distinta, es fresca... y baña tus pies mientras caminas tras los pasos... "Pasarás por fuertes y fronteras", dijo, "ojalá te entiendan cuando sonrías". Dudo si fue un sueño o si pasó de verdad, allí, tan lejos.
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