En la ciudad de provincias la chica que camina delante de ti lleva unos vaqueros claros, camisa rosada y botas bajas... ¿qué probabilidad hay de que sea ella? Puf... Empiezas a calcularlo, contando con que son los vaqueros que tú crees que le quedan tan bien... pero lo dejas, porque eres de Letras. "Tío, ves la realidad como si la pintaras tú mismo", te dijo aquel escritor... Caras de circunstancias; alguien a quien escribir, pero te frenas...; alguien que te dice que está 'agobiada' y sientes la obligación de decirle que no es para tanto, porque no lo es. Otra mujer que lleva unos yogures y unos plátanos para sus niños, que los son en tiempos difíciles. Vargas Llosa que le para los pies a un gilipollas que rompe un libro (¡más cultura!, le gritaría Unamuno; tú le habrías llamado fascista...). La chavala que toca la guitarra por cuatro perras, tirada en el suelo y que lo hace francamente bien y la adolescente, que dice que su chico no la valora... la suerte de sus rostros jóvenes que, a pesar de todo, sonríen fuerte. Una peli interesante en la Filmoteca (El secreto de sus ojos: ¿callarás siempre, como el protagonista; esperarás siempre, como el protagonista) y la propaganda electoral... lo llevas en el gen politikon y la coges y hasta la lees, porque aún te queda un miligramo de paciencia. La ex alumna que grita tu nombre, en mitad de la ciudad, tan sólo porque cuando lo necesitó le dijiste que era la mejor. Acabas de llegar... la gente lo ve todo negro; tú, aún, crees que la vida es algo que hay que morder y que se puede medio llenar el medio vaso. El municipal de la zona azul no te sanciona, aunque te has pasado cinco minutos... Subes al coche y mientras suena la música y le das zapatilla por el carril izquierdo, te oyes como a tus veinte: "¿Qué te voy a decir? Pues que esto lo arreglamos..." y cantas en alto.
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