Sus ojos, la primera vez que se cruzaron con los míos, estaban acompañados de esa sonrisa que ella siempre pone para aderezar la conversación... No tengo la obligación de decir sus cosas buenas o sus cosas malas; total, yo no la juzgo, yo soy un simple tipo que la mira cuando la tiene enfrente y luego escribe cosas que salen o no salen. No todas las personas del sexo opuesto que se han cruzado contigo, al menos desde que ibas a la Facultad, se han portado bien; algunas fueron malas y bien están donde el olvido las tenga... pero ella se puso frente a ti y sonrió y empezó a hablar, con esa soltura que tiene. Diría entonces ella que maldita la falta que hacía de estar allí y tú únicamente buscabas comprobar que hay conversaciones que merecen la pena, como hay otras que después de desarrolladas piensas que a ver para qué has perdido el tiempo... Allí ella, con sus ojos impactantes, su cuerpo majo y la sonrisa... ella dice y tú escuchas. Además, te recuerda a una de esas actrices de cine en blanco y negro, que dominan la escena, que abarca la cámara, que sabe mirar y sabe pisar... y que sabe sonreír De ese tipo de gente que triunfa... Anoche fue cuando, al ver a la brillante Bianca Guaccero en la miniserie esa que no pudiste acabar de ver -porque terminó a las tantas-, la recordaste y dijiste que ya estaba bien de inspirarse en musas que ni hablan ni cobran vida -literaria o de la otra- ni ná y que era el momento de escribir algo para ella y para todas como ella; por lo menos podrán decir a sus amigas que sí tienen alguien que les escribe.
2 comentarios:
"He descubierto que hay mujeres de 17 años que son capaces de decir, en el momento oportuno, una frase que no diría en toda la vida una mujer de 35."
Contando o no sus ojos...
M.
Es verdad. Lo descubrí y lo sé...
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