Mientras observo cómo pone la taza de café sobre la mesa pienso en su futuro y, de paso, en el mío... Me gusta mirar cómo camina de un lado para otro, con su media sonrisa siempre... Siempre que viajo me pido ventanilla y desde el aire o desde el tren miro en perspectiva, el horizonte siempre al frente; observo y me fijo, como en ella cuando pone el café, en las miradas de la gente, en las manos que descubren edades o trabajos; escruto los gestos y proceso lentamente las palabras... Recuerdo mis viajes en tren a la Facultad, con los libros sobre las rodillas, aprovechando la lata de sardinas juvenil que era aquel cercanías; sigo mirando, mentalmente, las sonrisas de aquella gente, sus apuntes, las carpetas, el libro gordo aquel de Lapesa... incluso parece que estoy oyendo a la profesora de Historia del XX contarnos los vaivenes que fueron los hispánicos años del pasado. Vuelvo al presente y ella, ahí, mirando hacia mí; entonces ha sido cuando he recordado todo aquello y, al regreso a casa, pongo la tele: sólo escucho 'yo' o 'mí'. Me levanto, la apago y es entonces cuando digo en voz baja que es hora de cambiar el paso, la realidad y hasta lo absurdo.
2 comentarios:
Me ha gustado recorrer el camino a tu lado en ese tren de cercanías. En ese mirar que te acerca a los otros, a través de sus ojos, de sus gestos, de sus manos... y descubrir la otra realidad que se nos muestra cada día. Gracias por compartir
Muchísimas gracias por recorrer ese camino leyéndome ;-)
Publicar un comentario