Mientras los días transcurren y la parrilla televisiva no mejora, nos damos cuenta que nuestro día a día continúa en torno a rutinas ya monótonas. Salimos poco y los comercios, por cordura final, están bien abastecidos y carecen del gentío de aquellos días... Los mensajes de autoapoyo siguen igual de intensos, pero carentes de tanta rapidez... Las tareas de lengua, de mates, del grado o del máster ocupan parte del tiempo, mientras otros trabajan para nuestra seguridad, en todos los aspectos. Se destapa, en esencia, lo bueno y lo malo de cada uno... Ahora echamos más de menos ese rato adicional de café no satisfecho; esos segundos de más en un abrazo necesario; la necesidad de un beso cuando toca... Esto pasará, sin duda, más pronto que tarde. Nos estamos poniendo todos al día, de muchas cosas pese a los bulos y las mentiras: ¡qué le vamos a hacer! Los buenos, incluso, adelantamos lecturas... y nos seguimos enterando de las cosas de los demás: la reclusión de casi todos; las nuevas fotos de Paola; o las videollamadas de María Jesús; del exceso de teletrabajo de Noelia; de la gimnasia casera de Rebeca, con su perra; del nueve con cinco del examen de Selene; del bizcocho perfecto de Ascen; de los planes de Enrique para cuando esto pase y pueda hacerse quinientos setenta kilómetros de coche; de las mil tareas de Raquel, a cuenta del máster; o de las interminables clases online de Silvia... Un mundo que gira, dentro del salón, pero que asumimos con disciplina, pensando en el día siguiente y las horas que vamos a pasar en la calle, como si no tuviésemos casa.
Modelo: @freckledteacher
2 comentarios:
Creo que hoy amamos mas la vida que antes. #yomequedoencasa.
Estoy convencido de que sí, efectivamente...
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