ZP ha nombrado ministro de Educación, hoy, a mi amigo Ángel Gabilondo Pujol. Le deseo suerte porque es el más preparado de todo el gabinete que queda, pero no por ello su tarea va a ser más fácil teniendo por delante el “Plan Bolonia” y otros asuntos. Y tampoco por ello tengo que estar de acuerdo con todo lo que haga, porque ya conocéis que de otra cosa no, pero de Educación y Cultura me preocupo, mucho y sé lo que puedo, que aún es poco. En mi etapa de estudiante en la Facultad comíamos juntos en la Cafetería de Juanjo junto a la maravillosa Carmen, su mujer y profesora mía de Latín Vulgar. Luego (2008) presidió mi Tribunal de Tesis Doctoral con una brillante alocución. Que sea amigo mío (quizás más Carmen, todo hay que decirlo) no significa que tenga que estar de acuerdo con lo que haga, ya lo he dicho. Cada uno tiene sus convicciones, pero he de reconocerle la inteligencia fuera de serie y el don de la oratoria que tiene. Algo nos barruntábamos y Luis Alberto de Cuenca, que conoce las zarandajas ministeriales, me lo anunció (y ha acertado) en enero. No le llega a la suela del zapato ni todo el gabinete ministerial junto, algo que me ha chocado. Ángel es un hombre político, le gusta la política y lo ha hecho extraordinariamente bien con Rector de la Universidad Autónoma de Madrid, pero el toro es gordo y bravo. Sólo Pilar del Castillo (PP) ha estado a la altura del Ministerio de Educación en toda la democracia y creo que lo fue porque, como Ángel Gabilondo, provenía del mundo de la Universidad, en el que para lo bueno y para lo malo, yo también he mamado lo mío. Me alegro por Ángel del mismo modo que me alegraría de un nombramiento de otros amigos, por ejemplo, aunque me hubiera gustado un cambio de gobierno de verdad, con elecciones y todo eso por en medio, porque los compañeros de fortunas y adversidades que le han tocado no son precisamente lo más brillante del firmamento político: no hay más que ver el “casual” nombramiento en Cultura. Pues suerte, pero la cosa no está para alardes.
Foto: © El País.
Foto: © El País.
1 comentario:
Ay Peña, Peña......
Publicar un comentario