7 de marzo de 2011

Viejos comercios


Hace ya mucho tiempo, el caminante que se adentraba en las calles de España, generalmente la España interior, la que hacía, según Unamuno, intrahistoria, descubría comercios que pasaban de las manos de los padres a las de los hijos en solución de continuidad. Se leía “Sucesores de...”, “Vda. de...”, “X y hermanos...”, “M. e hijos...”, etc. Y uno siempre recurría a la farmacia de determinada familia, a los ultramarinos de tal otra familia, etc. Ahora no, ahora hay crisis... y políticos... sí, esa nueva clase social que puebla despachos, pasillos y tarjetas de crédito a cargo del erario público.

Ayer me fijé en el letrero que había a la puerta de un comercio. Lo obvio en estos tiempos: cerrado por cese del negocio. Y así todo. Uno no se acostumbra a algo porque al cabo del tiempo perece. Y la culpa de todo esto está clara; tiene nombre y apellidos: todos esos políticos del tres al cuarto que nos pueblan, que no tienen soluciones ni ideas ni ganas de arreglar nada, eso sí, pasan el plato todo lo que pueden.

1 comentario:

Zurda dijo...

La culpa no es de los políticos. La culpa es nuestra y sólo nuestra. Nosotros elegimos a quienes nos gobiernan. La culpa es nuestra si quien lo hace no sabe gestionar el país. La culpa es nuestra si creemos en el voto útil o en la facilidad de pensar que nosotros no podemos hacer nada, que sólo somos víctimas. Nosotros somos el país. Nuestra es la culpa de que nos vaya como nos está yendo.

Eso sí, que los políticos (no digo todos, digo la gran mayoría) son unos ineptos es algo obvio también.

Besos.