Con Suárez había futuro; ahora no lo sé.
29 de septiembre de 2011
"La urna de Suárez"
Con Suárez había futuro; ahora no lo sé.
26 de septiembre de 2011
"La presentadora del telediario"
25 de septiembre de 2011
"Esos oscuros años de dictadura"
23 de septiembre de 2011
"Es el tiempo, que pasa"
22 de septiembre de 2011
"Estar a todo"
20 de septiembre de 2011
En defensa de la Educación Pública
18 de septiembre de 2011
Judith Torrea
Recuerdo la sonrisa de Judith cuando vino a España a recoger su premio en 2010 y la entrevistaron en televisión: pocas personas me han resultado últimamente tan interesantes; tan aderezadas de decencia y de profesionalidad. Y, ojo, que ella se juega la vida luchando con la palabra en favor de sacar a la luz lo que es, sin lugar a dudas, un atropello entre las fronteras de Estados Unidos y México. Basta echar un ojo a su Blog (http://juarezenlasombra.blogspot.com) para ver la claridad de ideas, el compromiso con un periodismo puro y elegante, con la sociedad. Por eso la admiro. Ojalá en estos tiempos de tribulación todos fuéramos un poco como ella.
17 de septiembre de 2011
"Con la mochila a otra parte"
"No vuelvo jamás", me oí decir a mí mismo cuando abandoné el pueblo. Mi negocio había fracasado y tenía deudas con el banco y con algunos lugareños. Por si fuera poco, en los últimos años la mayoría de la gente conocida abandonó el lugar camino de Alemania. "Allí hay trabajo y se ganan buenos cuartos, Juan", me dijo mi primo, el último verano, cuando había vuelto por el pueblo para ver a la familia. Yo no, yo me quedé.
¿Para qué iba a irme? ¿Para que el dictador se quedara aquí para los restos? No, yo proseguía con mi fábrica de harinas y con mi granja de cerdos. Pero vino la peste porcina y un tipo de Zamora se llevó dos camiones de piensos que jamás me pagó. Ahí me dejó, plantado, con el pufo, y yo sin un duro. "No seas tonto, Juan, y vente a Alemania", me escribió el primo. Pero yo no. Estaba también Ella, aunque sé que no me quería: 'el que la sigue la consigue', oí decir a los chiquillos enamoriscados de la escuela. Y lo creí, absurdamente.
El día que llegó el coche negro de Madrid lo supe: la cosa era ya gorda. "Don Juan, el Banco Pirata le ha embargado la casa, la pieza de tierra del vadillo, la nave de fábrica y los muebles de todo", me comunicó el notario. Sólo me quedaban varios trapajos de ropa y la mochila. Así que, a la noche, cuando no me vio nadie, me fui; pero eso sí, pasé por su puerta y le dejé una flor. Daba igual que supiera quien había sido. Uno quiere porque sí y ello es irracional.
Ahora lo he visto. Peña, el candidato a presidente del gobierno, lo ha dicho claro: "hay que recuperar los pueblos abandonados para el turismo, son un pedazo de historia en mitad de la nada". Y yo le voy a votar.