La sorpresa te atrapa en la persona más insospechada. Aquel día el periódico me envió a cubrir una noticia de segunda categoría, en un pueblo alejado de las vías principales. Cuando llegué, el resto de chicos de la prensa ya se había instalado en lugar privilegiado y mi originalidad y mi éxito vino de su mano: una chica hermosa, terriblemente joven, inteligente y tímida. Fue ella la que me indicó cómo llegar al lugar oportuno, para ser yo el primero que hiciese la fotografía. Nos hicimos confidentes, delante de un café y de sus labios oí palabras sobre mí que jamás podría esperar de una mujer. Supe, más tarde y después de que saliese corriendo para que nadie se enterase de que ella y yo fuimos aquel día los primeros reporteros del país, que es una escritora en ciernes, una mujer cuyas historias atrapan a cualquiera... Desde entonces la llevo en el recuerdo; aunque todavía me turban sus palabras: "que nadie sepa que tú y yo somos sólo uno, o de lo contrario jamás volverás a saber de mí". He cumplido la promesa y muchos días creo verla entre la gente de un tren, en un avión, en la Gran Vía... quizás entre esa gente de playa que sale en el Telediario... Otras veces creo que es sólo un fantasma, aunque me envíe en sobres color azul esas fotos suyas, de espaldas, sin mostrar el rostro, con las que quizás me recuerda: "no olvides que yo soy tu otra mitad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario