Nace este año nuevo y te entra algo así como una morriña que te hace pensar en todo lo tóxico del año anterior; algo que tú aderezas con el propósito de estudiar un idioma, de dejar de fumar, de perder algún kilo, o de desterrar de tu vida a la gente tóxica y sus modales -o sus indiferencias insultantes- y todas esas cosas... De repente, te colocas el mp3 y, mientras suena People help the people de Birdy, sales a la calle. Llueve, pero la gente corre y sonríe con la sonrisa del año nuevo, con la impedimenta de las apariencias; algunas caras te son conocidas, otras de nada: es igual, mientras el piano de de la canción arrecia, tu paso va firme e ignoras a gente que te resulta tan fría como las gotas de lluvia sobre tu rostro... "People", repite la solista y tú sólo tienes sonidos y palabras y versos y relatos y recuerdos para algunos nombres, el acierto que cubre tu camino: esa gente que en el momento oportuno sabe hacerte llegar el calor de una palabra -unicamente una, la que necesitas-. Y, entonces, tú también te das cuenta de que tienes pendiente algo para el año nuevo: dedicar más tiempo, con detenimiento, a esos nombres que penden de tu recuerdo y que aquello que te resulte tóxico se vaya con el antibiótico que estás tomando para la faringitis... "People" es plural, cubriendo la misma distancia entre dos personas que se acercan y, en ese trayecto, sobran las que creen ser el ombligo del mundo, como escribió hace cien años Pérez de Ayala.
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