Algunas veces me pregunto qué será de ella... Debió de ser en alguna de aquellas clases de la tarde, quizás francés, quizás historia de la lengua; aunque de lo que estoy completamente seguro es que fue en una de esas aulas con mobiliario moderno, probablemente hoy ya deshecho por el paso de otras generaciones. La muchacha aquella era tremendamente rubia y debía venir de uno de esos pueblos del sur de Madrid, que un día se denominaron 'cinturón rojo', porque coincidí con ella en el cercanías mil veces... La primera tarde del curso ella se sentó junto a mí y no pronunció palabra; la segunda, tres cuartos de lo mismo, pero algunos días después y con el pretexto de pedirme unos apuntes me debió decir su nombre, hoy totalmente inexistente en mi memoria. En aquel tiempo, a aquellas horas y con aquellos trenes de cercanías pasó el invierno y hubo tardes en que decorábamos el aula cuatro o cinco almas bien intencionadas, ella y yo incluidos, ávidos de apuntes que originaran un mediocre aprobado y a otra cosa, tengo para mí. Algunas veces me pregunto qué será de ella... porque con la primavera y el aprobado dejamos de compartir materia y, como se trata de aquel entonces, no le pedí un teléfono, probablemente porque en aquellos idus no proliferaban tanto como ahora. He mirado mis apuntes y mis agendas de esos años, en busca de su eco, sin suerte ni recuerdo... El caso es que parece que aún resuenan sus palabras, tímidas y su sonrisa, meridianamente expresiva... y ese recuerdo de un cabello rubio, tremendamente rubio.
2 comentarios:
Me gusta👏👏
Gracias... ;-)
Publicar un comentario