5 de junio de 2012

"Sophie"


¿Puede alguien de nuestros días sentir una pasión por una joven muchacha que los nazis ajusticiaron hace sesenta y nueve años? Me hacía esta pregunta mientras un tren me conducía a Múnich, con la intención de buscar los pasos de Sophie, la joven estudiante de filosofía y de biología que plantó cara "con la palabra" a aquellos sanguinarios asesinos. Sólo por repartir octavillas poniendo a caldo al del bigotito ridículo... Mientras el café pasaba de un estado a otro, es decir, de caliente a no sé sabe bien qué, meditaba en lo valiente y lo guapa y lo humana y lo maravillosa que debió ser aquella persona que supo ver antes del final, que supo morir por la gente, que fue, en definitiva, tan distinta a todas esas otras detrás de las que, a veces, no ves más que lo superficial. Me dijeron que había una película, interpretada por la actriz Julia Jentsch; super parecida a Sophie, por cierto. Al bajar, fui a una tienda de esas, tipo Fnac, y la compré: tan sólo ocho euros con cincuenta. De noche, esa misma noche, en la habitación de mi Hotel la puse en el portátil; pero sucumbí en la escena en que abraza a su hermano y al otro chico; rompí a llorar como una Magdalena (su segundo nombre, por cierto, Sophie Magdalena) y me dije que también por aquel tiempo hubo gente grande, tan grande como Sophie, tan grande... ¿Puede uno sentir pasión sesenta y nueve años después de su muerte por una muchacha como Sophie Scholl? Pasión, admiración, cariño... sí. 

1 comentario:

M. dijo...

Claro que se puede. Al igual que te puedes enamorar de un mito, o de un personaje de un libro.
Porque día tras día piensas en lo que esa muchacha hizo bien, en lo que consiguió. Los errores no constan.

M.