En toda fiesta acaban por sacarte el tema: si hay o no hay una musa detrás de ti. Sea indistinto el interlocutor o no, la pregunta, con mayor o menor intensidad, se te lanza... Nadie entiende que hay un poso de timidez en ti, algo que te ha impedido siempre hablar de ello: no es fácil decir ni pío, en el hipotético caso de que existiera una musa que guíe el pulso y la intensidad de tus letras. Quizás todos seamos un poco curiosos, pero no todos hablamos tan fácilmente, ni bajo los efectos de alguna copa: a veces no se es valiente ni para declararse -como se decía hasta los noventa. Es posible que un día naciera frente a ti su rostro y una palabra y todo ello se convierta aún en la tensión literaria que la vida requiere; a veces, incluso, no es tan sencillo hacer entender a quien está ahí que tú te has fijado en cualquier cosa que para ti es extraordinario y ella considera lo más normal del mundo. En esta jodida época en que mantener una relación -del tipo que sea- es tan complicado, la emoción que desprenden las letras complica hacer realidad esa ilusión -que los sueños, sueños son-. Y oye, más vale que se te vea el plumero que meter la pata, porque al fin y al cabo quizás ella merezca la pena y tú también. Cosa es verdadera, decirlo y cómo decirlo es más complejo y romper el encanto del cómo y el cuándo lleva su tiempo. Claro que uno tiene una mirada que poner en el folio, salpimentada con una sonrisa y una pizca de realidad. Por ahora sólo es un secreto, a voces, pero secreto.
2 comentarios:
Secretos a voces...me gusta.
Besos
Gracias. "Secretos a voces" es una expresión que siempre me ha gustado.
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