5 de junio de 2012

Esperar más de alguien...


Pocas veces cubrimos totalmente nuestras expectativas sobre alguien; incluso pocas veces cubrimos esas expectativas sobre un viaje o sobre una institución, por ejemplo. Hablamos mucho de lo social, de lo que atañe a todos: tal o cual institución o gobierno no cubre aquellas cosas que nosotros consideramos que son esenciales para nosotros y para nuestra sociedad; decimos que el sueldo no nos llega a fin de mes, luego no cubre aquello que esperamos que cubra en su totalidad (y mucho más en estos tiempos). Gente demasiado joven que pone mucho empeño y sus ilusiones en el primer trabajo y este, por la razón que sea, no termina de ser lo que se busca y no satisface la ecuación "trabajo bien desempeñado es igual a trabajar bien y rendir más". En todo esto estoy cuando reflexiono sobre las expectativas que he puesto últimamente, o desde hace algún tiempo, en dos o tres personas; expectativas, aclaro, que no han terminado de cubrirse, de satisfacerse, de llenarnos a ambos como personas que se dicen 'amigas': porque cuando alguien 'no te llena' difícilmente puedes llenarla tú. Creo, después de ello, que lo primordial es conocer a las personas; conocerlas en su esencia, ser conscientes de su forma de ser en su ser social, en la relación de corto espacio que es, por ejemplo, tomarse un café o una caña: ese ser social que debería unir más de lo que realmente une. La filosofía positivista del siglo XX, decía que el ser individual no lo es del todo sin la consciencia de pertenecer a una sociedad, si no se interrelaciona con otros. Siempre he estado de acuerdo con ello, pero también he constatado que esta crisis global, universal y moral además de económica, nos está encerrando en el individualismo. Por ejemplo, pienso y creo que uno debe interesarse por el otro, pero el otro debe ser consciente de que una amistad no es la exaltación del 'yo' sino del 'nosotros'. Eso he llegado no a ver, sino a aprender; y, por tanto, cuando se produce nace la decepción por haber esperado más de alguien, lo normal. La amistad, en estos tiempos, debe ser cultivo constante, practicable, porque de lo contrario ni existe ni se debe llamar amistad. A veces, esperar más de alguien es sólo un gesto, un interés, una pregunta, un sms; dar en la misma medida ponderada y moderada en que se recibe. 

1 comentario:

M. dijo...

Resumiendo: que esperar de los demás que den más -básicamente lo que darías tú- es la fuente de muchas decepciones.
Y lo secundo.
Un beso.

M.