31 de agosto de 2013

"De repente"


¿Y si, de repente, saliésemos a la calle y allí no hubiera nadie? ¿Y si, por ejemplo, nuestra civilización cambiara, de pronto, y todo fuese distinto? ¿Y si, en lugar de odio, envidia e incordio todo se volviera suavidad? ¿Y si, de repente, en lugar de lamentos tuviésemos sueños...? ¿Y si, en lugar de lamentarnos, nos pusiéramos las pilas?
¿Y si, de repente, ella fuese...?

30 de agosto de 2013

"¡Cutres!"


Además de la gente choni hay algo superior a mi capacidad de encaje; así, con la mente fría: no puedo con la gente cutre. Ayer, sin ir más lejos, buscaba algo en el diccionario de la RAE y me apareció el significado de la palabra cutre ('tacaño, miserable', en primer lugar; 'descuidado, sucio, de mala calidad...', se dice en segunda acepción). Luego me vinieron a la mente varias historias de cutres (de tacaños o miserables...), como la de ese matrimonio endeudado hasta las cejas, pero ávido por vivir de las apariencias, que un buen fin de semana decidió cerrar su casa a cal y canto, atrincherándose dentro como los Sioux frente al escuadrón del Séptimo de Caballería y simular que habían pasado un fin de semana fuera de su hogar. "Hemos estado en el Hotel Bali de Benidorm, a pensión completa", dijo la emocionada esposa en el café del lunes y uno, que hay días que es malvado, que mira de reojo un titular de la prensa del día: "El Hotel Bali, cerrado el fin de semana por una falsa alarma de aspergillus, pierde cien mil euros". Esa otra persona que tiene un home cinema y atestigua ver a Clint Eastwood en versión original (sin dominio alguno del inglés... ¡con el acentazo del yanqui!) y, al sentarse cerca de uno en una boda, que se zampa como una lima una fuente de gambas en un santiamén, a punto de reventar de indigestión. El de mi otro lado me señala: "El home cinema se paga privándose dos comidas al día". En fin, el defecto de la envidia. Pero el caso más cutre que uno conoce, así, a bote pronto (aunque creo que me repito, amigo-a lector-lectora) es el de la chica de clase, que va con su móvil por la Gran Vía y uno que la ve enfrente y decide llamarla; suena su móvil; lo coge (que yo le sufragara los apuntes la obligaba) y cuando le sugiero que si se tome un café, responde: "lo siento, estoy de fin de semana en Barcelona". Y ese señor cabroncete que uno lleva dentro va y responde: "pásalo bien, pero ten cuidado en no tropezar en treinta segundos con el señor que está pidiendo en la puerta de la Telefónica". Cuando giró su cabeza para comprobar que yo andaba enfrente, estaba ya bajando las escaleras del Metro...

28 de agosto de 2013

"Pensarlo y hacerlo"


Mientras aún es temprano y yo voy caminando pueblo abajo, me encuentro con los niños de la mañana, que juegan en la calle, apurando los últimos días antes del colegio (devaluado por falta de todo, ¿estaremos de acuerdo?). En el parquecillo que hay más hacia adelante dos o tres ancianos recuerdan otros tiempos (no mejores, pero ellos eran jóvenes y les poseía la ilusión de sus sueños): al verme me saludan, alguno incluso por mi apellido, lo cual me sorprende. En definitiva, no sé muy bien quienes son porque mi generación está entre esos dos extremos de la sociedad y, además, uno no ha vivido siempre en este mismo sitio, lo cual ni me ha facilitado ver a unos nacer ni a los otros envejecer.  Y según voy contando mis propios pasos (con el periódico debajo del brazo: sí, soy heavy y aún lo leo) me doy cuenta de que ni esos churumbeles están protegidos (ni parque ni futuro ni inversiones) ni los ancianos parecen haberse ganado la vejez que merecen (después de levantar nuestra nación en una larga posguerra y, por cierto, algunos también a levantar esa otra nación que manda mucho y a la que tuvieron que parar los pies los yanquis; se me ocurre así, de repente). Respiro hondo, doy el primer sorbo a mi café y me viene a la mente esa frase argentina que dice que "si emociona pensarlo, imagínate hacerlo". Sonrío entonces con cara de malo...

26 de agosto de 2013

"Esta vez no"


Esa idea me corroe, me quita el sueño, me desquicia. ¿Y si no te vuelvo a ver? Justo a ti, que te vienes, que te apareces en sueños (despierto o dormido)... A esa otra gente no me importa perderla de vista (allá ellas, ellos, todos con sus manías y sus malos rollos)... Pero, ¿a ti? No puede ser justo que te vengas tan de repente, tan por sorpresa, tan fuerte y un buen día desaparezcas; que me vaya junto a ti, nos sentemos en el suelo, con sendas copas y al cabo de unos minutos salga tu tren, para el que no sé si hay sitio para mí (prometo que yo voy en el estribo, te lo juro, o con las maletas). No, no; anoche me desperté, sudando, asustado, desnortado, sin ti... Y dije que no, que tú no, que no te quiero lejos, que te quiero ahí, cerca... sin viaje. Porque si la pesadilla se cumple, como tantas otras veces, no es justo: esto sería una mierda. Tú no, por favor. Esta vez no.

25 de agosto de 2013

"Versiones de un mundo en crisis"


Lo malo que tenemos los insomnes es que vemos amanecer demasiadas veces, lo cual no deja de ser, por cierto, un triunfo: nace un día. La mañana invita a pasear desde temprano y me decido a ello (así compro el periódico, que trae más de lo mismo; antes de que se acabe); algo más tarde la veo: un muchacha de veinte o veintipocos años, a la que conozco (menos que más, vale) y entonces me dice que si me dejo invitar a un café. Me cuenta, mientras intento despertarme con el café fuerte e intenso, de aroma ácido, sus planes de futuro (ahora el futuro es más amplio y te pilla más lejos, especialmente con los gobernantes que nos han caído en suerte) y no detecto realismo en nada (las cuentas de la lechera y poca conciencia social). Cuando le digo que la vida no es tan fácil, que ya no hay héroes (que el protagonista es el que no se lleva a la chica ni resuelve el caso -en las pelis policiacas y en la calle-), que si eres tibio te comen por los pies y que dar la cara y decir la verdad no es políticamente correcto, me mira como diciendo: "este tío es un bicho raro". Tampoco parece ser mucho más comprensiva cuando le digo que la crisis va para rato y no ha llegado a todos y que algunos se lucran hasta por que pasen hambre otros, allá donde sea. Empate a cero: ni ella me comprende porque creo que no se ha dado cuenta de que el siglo XXI es una putada, como lo fue el XX (del que ella tiene, por edad, leves retazos) ni yo estoy dispuesto a pensar que esto es una peli de Disney y que el The end vendrá detrás de un final imprevisto, apabullante y sorprendente. Al llegar a casa, mientras me cambio, repito "no-no-no-no-no". Me convenzo a mí mismo que no soy yo el que tiene dar el paso para cambiar el mundo, plantar cara, dar caña (como sea que se le llame), porque... ¿con gente tan tibia dónde vamos? Yo, a lo mío, salvo que no me rindo ni me resigno ni me conformo ni me da la gana...

23 de agosto de 2013

"Conocerte o conocerme"


Aquella persona me dijo que llevaba una vida allí y poco la conocía; entonces pensé que es imposible que dos personas que están cerca (solamente cercanas, me vale) apenas se conozcan: ¡qué ingenuo fui! Con mi mochila a la espalda y algunos viajes (que, como decía Cervantes, abren la mente) descubrí que aquello era cierto, más que cierto. Crees conocer a alguien, incluso dices conocer a alguien y, pese al tiempo, apenas sabes nada de ella. Claro que... ¡está el extremo opuesto! Hay gente que, con mirarla, sé qué piensa, qué siente, como aquella vez en aquel pasillo: "eso se llama sexto sentido", dijo la abuela mientras cocinaba. Su aire, a su aire, con su aire y con el gesto de su rostro; con la expresión de sus manos, con el decir de su sonrisa, con esos ojos que hablan por un mundo. Es así, como decía Lope de Vega, "quien lo probó lo sabe". Hay cosas que uno deja por aburrimiento; porque con el paso del tiempo desgastan, o hastían o qué se sabe; otras, tan repentinas, lo llenan a uno de una energía que quizás no pensaba que tenía. Quien habla por uno se equivoca: los sagitarios no somos gente previsible, no tenemos el camino abierto ni trazado: lo construimos cada día al andar. Ese es el error de quien dice conocernos y no piensa que debe pararse a conocernos: somos como la chica esa, la de la foto, saltamos descalzos sobre el agua, un día de lluvia, con el riesgo de la gripe. Yo, of course, nací para aburrirme, pero sí para sorprenderme: por eso uno conoce con mirar, no con el pasar del tiempo.

22 de agosto de 2013

Te digo que no vale



Te digo que no vale
meter el sueño azul bajo las sábanas,
pasar de largo, no saber nada,
hacer la vista gorda a lo que pasa,
guardar la sed de estrellas bajo llave.

Te digo que no vale
que el amor pierda el habla,
que la razón se calle,
que la alegría rompa sus palabras,
que la pasión confiese: aquí no hay sangre.

Te digo que no vale
que el gris siempre se salga con la suya,
que el negro se desmande
y diga “cruz y raya” al júbilo del aire.
Vuelvo a la carga y te digo: aquí no cabe
esconder la cabeza bajo el ala,
decir “no sabía”, “estoy al margen”,
"vivo en mi torre, sólo y no sé nada".
Te digo y te repito que no vale.


(Agustín Millares)

13 de agosto de 2013

Pour vous cette phrase


Si tu pouvais lire dans mon coeur, tu verrais la place où je t'ai mise (G. Flaubert).

"La canción que nunca te escribí"


De fracaso en fracaso, hasta la derrota final (o no).
Porque detrás de ti está la mujer que yo pensé: la protagonista de mis novelas. Porque tus ideas y las mías casan perfectamente. Porque cada cosa que dices me nutre de sueños y de ideas. Porque el mundo te necesita, hoy y mañana. Porque tu misterio dice más que mil palabras. Porque eres toda una sorpresa y nos gustan las sorpresas. Porque tu voz y tu puño en alto, gritando Educación y oportunidades es un símbolo. Porque eres la batalla y la victoria, tú en ti misma. Porque aunque no lo sepas, eres como las mujeres de la Generación del 27. Porque me lees y sabes que detrás de cada sílaba está tu espíritu. Por lo que me dije a mí mismo sobre ti. Porque el deseo es tan hermoso como esperar la realidad. Porque sí... Por la canción que nunca te escribí, hasta ahora...

12 de agosto de 2013

"Usted, por lo que nos quede"


Recuérdelo y recuérdelo a otros: 'si un escritor se enamora de Usted, señorita, nunca morirá'.
Ahora, hoy, en mitad de una lluvia ácida. Alguien como Usted, que se aprende, que aparece: en noches como aquella de un sábado. Mientras el vapor del mal se desprende en corruptos que deberían pagarlo caro, entre lágrimas de gente que se enamoró y ya perdió la sonrisa y vive un horizonte incierto: Usted ahí. Caminando, pisando fuerte, entre la zozobra de qué pasará cuando la canícula desaparezca y el lobo estepario del invierno nos muestre sus fauces; sueños de Usted, ahí una noche con una copa en la mano. Sueños, que son volver a vivir aquello que se vivió deliberadamente. No lo dude, yo en esta zozobra: never surrender. En este mundo quedan cosas por hacer, quedan corazones por llenar, risas por dejar salir, sueños que hacer realidad, verla sonreír alguna vez más. Entonces... a Usted, por lo que nos quede.

11 de agosto de 2013

"Conversaciones absurdas"


Para eso, mejor nada. Desayunando en una cafetería (veo), como casi todo el mundo: una misma mesa con tres amigas, todas ellas pegadas a su whatsaap, de conversación, sin mirar a ninguna de las demás; el efecto que el móvil produce: bien una sonrisa de alegría, cabreo, indiferencia, hastío; ¡vaya usted a saber! Hay cosas que aún son peores, como quedar con alguien, pongamos que para desayunar y que ese alguien no te preste apenas atención, o derive el interés en otras personas... Aquel vejete que se sentaba a la puerta de su casa, en un pueblito de Segovia o de Soria, no recuerdo, que hablaba de incomunicación (sí, i-n-c-o-m-u-n-i-c-a-c-i-ó-n). En la redacción del diario para el que trabajo me hablaba (de mesa a mesa, ojo) una becaria joven, diciendo que eso no es así: "qué va incomunicación, tío, eso es mala educación de toda la vida: ya me lo decía mi abuela". Y el caso es que la cría, porque la periodista de veintipocos años es una chiquilla todavía, tenía ese día más razón que el que inventó la razón, la criatura. Esa acaba de directora del diario, os lo digo yo, que no he dejado de ser un plumilla, torpe, pero plumilla. Falta de educación, o de respeto, o de lo que la joven becaria diga, que para eso es asquerosamente joven.

7 de agosto de 2013

Otra que se va (y ya van bastantes)


Leticia Díaz Beltrán es otra joven investigadora española que, después de pasar un año y medio a pan y agua -es decir, sin sueldo-, investigando sobre autismo (sobre genes del autismo), en un proyecto que no tenía financiación aquí -creo recordar que los cubatas a 3,5 euros en el Congreso sí tienen financiación- ha sido fichada por Harvard University (donde el nivel intelectual, los méritos personales y académicos, las capacidades y los medios materiales son infinitamente mayores y más tenidos en cuenta que para entrar en una lista electoral en España, sea de congresista, de senador o de concejal). Es decir, que lo mejor que ha dado nuestro país en generaciones (país que durante siglos se llamó España y ahora hasta nos referimos a él con eufemismos para que no se moleste nadie); los más capacitados; los mejores, en definitiva, se van; y con ellos se van los proyectos, el desarrollo y en definitiva, el futuro. Es verdad que aquí se quedan muchos que también son muy buenos y colegas de estos: pero sin estabilidad, sin salarios decentes, sin valoración por parte de la sociedad, sin incentivos por parte del Estado, en el paro, en fin, ya saben... Y a todo esto, por mucha rabia que uno tenga, por mucho que los próceres de nuestra nación lo tengan a uno un paso más que indignado, su señorías se van de veraneo, con el sueldo que les pagamos y les da exactamente igual lo que pensemos los demás: en 2015 cerrarán sus listas a dedo, pondrán sus nombres, saldrán electos y a vivir...  Por lo menos me alegro de que Leticia se haya instalado en Harvard, lugar al Norte de Estados Unidos bastante mejor que el edificio ese de la calle de Alcalá de Madrid al que no hace falta que describa por que ya saben cuál es.

(Nota bene: la fumadora de la fotografía no es Leticia) 

6 de agosto de 2013

"El perfil del recuerdo; la mirada de un sueño"


Con el sudor de la noche veraniega y bajo la intensa pesadilla que te atenaza, amigo, un vago recuerdo. No quizá de otro tiempo ni de otras horas; a veces los sueños adelantan cosas: como aquella vez que soñaste una traición que se materializó pocas semanas después; una puñalada como a Julio César, nada menos. Es como si lo que se dice en el sueño tuviese un regusto de alcohol, de nutrientes que no se metabolizan como deberían. La vida es así de puta y de cruel: hoy estás aquí y mañana en otro lado y lo que ahora es merengue más tarde es un puñado de sal. Únicamente siendo un poco capullo, dicen, sales adelante, sin dejarte llevar por moralinas ni por blanduras. Claro que yo no soy así, justo lo contrario. Pero habrá que tirar para adelante: si viene el toro, me quito la camiseta y lo capoteo. Y eso que no soy taurino. También es verdad que para un sueño que tiene uno... lo mejor es café, mucho café, a la mañana siguiente.

5 de agosto de 2013

"Hasta que tú llegues..."


Una llamada, una sonrisa, un mail; un beso, un guiño, una sensación; un whatsaap, un recuerdo, una intención; una señal de humo, un grito, un suspiro; tu rostro, tu sonrisa, tu forma de andar; tu presencia, tú enfrente, tu saber estar; aquí, ahora, por tierra o por mar o por aire. El aire de tu presencia, siempre: esperándote.