30 de diciembre de 2008

¡Feliz 2009!


Quiero empezar deseándoos todo los mejor para el 2009. Espero que sea un año en el que fructifiquen todos vuestros proyectos y que, a su vez, os llegue pleno en satisfacciones y lleno de alegrías. Lo más importante es afrontar de cara los retos que nos depare el día a día del año. Así mismo, quiero expresar una serie de deseos que espero que entre todos juntos podamos llevar adelante:

1.- Que el gobierno español se remodele o, en su defecto, haya elecciones y el gabinete pueda afrontar los retos de la crisis con eficacia y solvencia.
2.- Que el paro no se convierta en un mal endémico para las familias y que, a pesar de la crisis, todo el mundo tenga un sueldo derivado de un trabajo digno.
3.- Que las nuevas tecnologías nos ayuden a estar permanentemente informados y, a su vez, constantemente en contacto.
4.- Que todos tengamos las mismas oportunidades de ver realizados nuestros sueños...

¡Feliz 2009!

29 de diciembre de 2008

La terrible soledad del ser humano



No es lo mismo estar solo que sentirse solo, aunque a veces las dos cosas vayan juntas. Uno de los fracasos de nuestra actual era, del siglo XXI, es la soledad, aquel estado en el que viven muchas personas, sobre todo gente mayor, y que tiene como efecto secundario, o primario únicamente, enfermedades de cariz psicológico y psiquiátrico. Yo, como todo el mundo, aunque hablo exclusivamente de mi, me siento solo en muchas ocasiones, aunque esté rodeado de gente. También siento la soledad como el fruto del fracaso previo: esa vez que no consigues atraer a una chica, aquella otra en que no has estado a la altura de la circunstancia, cuando quieres hablar y no encuentras interlocutor o en aquel momento en que necesitas discutir con alguien y no tienes a nadie. Considero que el ser humano es, por constitución, un ser social (a pesar de que hay gente con una pose de asocial terrible) y por tanto tiene y debe interrelacionarse con los demás. Vivir en una gran ciudad, sometidos al dictado del reloj, con el estrés como aliciente diario y la competencia activa en lo laboral, hace que el habitante de la urbe acabe sólo: no hay tiempo para un café, menos para ir al cine y ninguno para quedar a cenar. Eso sí, hay gente que se las arregla muy bien para soltar su parrafada cuando se siente mal con la advertencia de que no estará cuando al otro le ocurra lo mismo y lo requiera para ser escuchado. La soledad trae ansiedad y depresión; la enfermedad del que necesita sentirse querido y no encuentra amante (valga la acepción sin ninguna otra connotación), la del que necesita ser escuchado para realizarse en la sociedad que conforman los dos interlocutores, porque en definitiva lo plural es el diálogo y lo singular el monólogo. Ningún monólogo deja de ser caótico y desordenado, frente al orden del diálogo, que va aclimatando la conversación según las preguntas que saca a colación uno de los dos o más hablantes. El que vive solo, el que se siente solo necesita de otro y siempre es la palabra la que rompe el hielo de la soledad. Por eso, cuando uno no encuentra a la mujer adecuada (como es mi caso) por la razón que sea (ella no quiere, uno no se atreve, etc.), por poner un ejemplo, como no hay interlocución sobreviene la soledad, como si fuera el efecto secundario de una vida sometida a la competición social. Trabajar en equipo, además, supone evitar la soledad, pero nuestro mundo es competitivo, solo admite a los individualistas, el currículo más pesado y de ahí también sale la soledad. Tengo miedo a la soledad, sinceramente.

27 de diciembre de 2008

Refranes


En la cultura española existe un gran número de refranes. Estos adagios; esos dichos tienen su formación en el espíritu colectivo de la sociedad y han ido pasando de padres a hijos de forma oral. Bien es cierto que un estupendo compendio de los mismos está recogido por Miguel de Cervantes en su magistral “Don Quijote de La Mancha” por boca de Sancho Panza. Los refranes son compendios de sabiduría que se reflejan en frases concisas, concretas y directas. Veamos un ejemplo: ‘por la boca muere el pez’, que se suele decir cuando alguien que habla mucho acaba por confesar sus más escondidos secretos como acción directa de su verborrea. En algunos sitios de España a estos personajes se les llama ‘bocachapa’. Normalmente se suele utilizar otro, ‘dime de qué presumes y te diré de qué careces’, para todas aquellas personas que suelen elogiar efusivamente sus propias virtudes o cualidades intentando dejar de lado a los demás; esto es, que aquel que dice que le sobra mucho de algo es porque oculta que lo que realmente le ocurre es que le falta. Un refrán con el que, personalmente, nunca he estado de acuerdo es aquel que reza que ‘los amores reñidos son los más queridos’. Originalmente significaba que al hombre que le resultaba difícil conseguir el amor de una dama luego valoraba en mucho a la dama y a sus sentimientos si la obtenía; por el contrario, la perversión actual de la semántica de la frase indica que aquel que se pelea en exceso con una dama es porque la quiere, y viceversa. Me barrunto que si ponemos de por medio la Ley de Violencia de Género el refrán no sirve. A veces es muy verdadero aquel adagio popular que reza que ‘no hay mal que por bien no venga’, que viene a ser un resumen de que en determinadas circunstancias para que salga algo bueno de una situación es necesario, primero, que ocurra algo negativo de lo que aprendamos la lección. Sin embargo, para terminar, Don Quijote, harto de que Sancho estuviera siempre pronunciando refranes, le soltó: “hombre refranero, hombre puñetero”. Pues ello.

18 de diciembre de 2008

"La vida es sueño", de Calderón


Ayer estuve con mis amigos Antonio e Isabel en el teatro Albéniz (que la Comunidad de Madrid va a derribar, tristemente, para hacer viviendas) viendo "La vida es sueño", del gran Calderón de la Barca. Se trata de un montaje ciertamente vanguardista, con una escenificación en base al histrionismo corporal y la participación de los actores en el movimiento estético del escenario. La obra en sí, por ser de quien es, tiene muchas posibilidades y los alumnos de ESO que venían con nosotros creo que la entendieron, algo que me enorgullece. Sin embargo, el papel principal, a cargo del actor Fernando Cayo, no me terminó de convencer. La recitación fue desigual: al principio un tanto ininteligible para dar paso a un verso demasiado rápido; algún que otro actor cayó en el mismo pecado. Sin embargo la actriz que realizó el papel de Rosaura tiene un futuro prometedor en esto del teatro; se movía bien en el escenario, tenía una voz portentosa y además de ello sabía cómo mirar al espectador y cómo darle la espalda. Probablemente sea más joven que yo pero tiene todas las papeletas para desarrollar una excelente carrera como actriz teatral. "La vida es sueño" de Calderón, como la mayoría de sus obras (y esta es de juventud, esto es, cuando aún era un tipo pendenciero y con cierta propensión a los affaires -de hecho tuvo un hijo natural-), trata del honor, y Pérez de la Fuente, el director, supo captar cómo la realidad social actual de la violencia de género se puede adpatar a partir del siglo XVII. Las chicas de Instituto que venían con nosotros, como he dicho, lo captaron y supieron reaccionar ante ciertos episodios de la obra, como cuando Segismundo intenta violentar a Rosaura. Bien por Pérez de la Fuente. Un profesor, imagino que aburrido y monótono, salió diciendo que el argumento es "pueril", que es una palabra que se debió aprender esa misma mañana y la dijo por decir algo. Al menos tengo para mi que no era un profesor de Literatura Castellana, porque si lo es, mal va. Os recomiendo la obra, aunque está en cartel hasta el 21 de diciembre. Siempre podéis bajarla por Internet. Os recuerdo:


¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

11 de diciembre de 2008

Tener principios


Hace un par de años Oskar Lafontaine, un socialdemócrata alemán que fue ministro de Finanzas escribió un magnífico ensayo que se tituló "Crece la rabia. La política tiene principios". Me lo leí de cabo a rabo aún sin compartir muchos criterios de los que exponía por las obvias razones que todos conocen. Ayer preparaba yo la comida cuando María Antonia Iglesias, una periodista excesivamente desvergonzada, demasiado sesgada a la izquierda y totalmente imparcial (amén de insorportable, puesto que diálogo es una conversación entre un mínimo de dos interlocutores y ella tiene la costumbre de hablar únicamente, esto es, de construir un monólogo) le espetó a Ángela Vallvey que "la gente de derechas no tiene principios". Aunque yo no soy exactamente de derechas, puesto que estoy más en un centro conservador, me sentí ofendido por esa señora, que debe ser amiga de Pedro Castro por lo menos. Ella defendió a muerte al comunismo (que, dicho sea de paso, en 70 años generó cerca de 100 millones de muertes como exponen los investigadores de la Sorbona en el "Libro negro del comunismo"). Decir que un liberal o un conservador no tiene principios es una imbecilidad. Claro que la señora en cuestión fue aquella Directora de Informativos de TVE que dispuso del dinero público como si fuera el monedero propio que lleva en el bolso; lo cual debe ser 'tener principios'. Lo siento por ella, pero además de que es una ofensa para el periodismo que ella se dedique a eso, la imparcialidad de la que hace gala, en la que el PP es el fascismo más duro del mundo y el PSOE la solución de los males de la Humanidad, creo que todo el mundo, piense como piense, tiene principios. Lo que no sabe esa señora es que la verdad absoluta no le pertenece a nadie y menos a ella. Escribo esto porque todo el mundo tiene unos valores y unos principios y como dije ayer, si una única persona como ella considera que el 45% de los votantes son "tontos de los cojones" pues que se vaya a la mierda.

Coda: Paris Hilton pasó por España y demostró que de tonta no tiene un pelo. Un gracioso le dio en una rueda de prensa un condón y ella se fue. Una cosa es pensar que sea estúpida y otra hacer la gracia. Sería como los del "No a la Guerra", que ahora que anuncia Carmen Chacón que vamos a enviar a la guerra más tropas no ven necesario protestar. Pues eso, que todos somos muy tolerantes.