27 de diciembre de 2015

Algo que decirte...

La chica que dice que pregunte a sus vaqueros si engorda o no; la que se ha vestido de rey mago para los niños de su familia; la que tiene acento de Murcia y sonrisa sincera; la que está perdida en vaya usted a saber dónde, según me informa el estado de su whastapp; la que se pasa el día entre apuntes, lecturas y películas; la chica rumana con fotos de auténtica modelo; la muchacha búlgara con nombre de abeja de dibujos animados; la que vota a Podemos o la que lo hace al PSOE; la que te hace sonreír... Cualquiera, simplemente cualquiera, o todas ellas en tropel podrían ser parte de tu historia... la Musa puede ser..., con presencia entre las hojas de tu nueva agenda morada, o no; quizás haya algo de todas ellas en cada historia; es posible, pienso, que haya una Musa para ti y otra para los demás... ¡Bah!, eso da igual ahora... sería decirle lo que hace tiempo que debiste, sin dejarlo para más tarde; así, de repente, sin tirantez... escribiendo, sin prisa ni misterio. Esto es una historia y soy yo quien la dirige, como si fuese una orquesta. Las normas, las pasiones, las tensiones, las penas o los misterios, los pongo yo. Como los besos, o las lágrimas o los saltos de alegría... porque, al final, será decirte que no sólo eres Literatura. 

25 de diciembre de 2015

Egos

Demasiado ego -o el pavo subido, llámale como quieras- entre la gente. Da igual que sea Nueva York, Madrid o una ciudad de provincias: gente por encima del bien y del mal, a quienes si te pones has de sacar alfombra roja y ser tú quien se dirija siempre -ya te responderán si les da la gana, of course- y así continuamente. Gente meridianamente mediocre, prejuiciosa, juzgadora y vengativa; anteponen interés y creencias preestablecidas y... al final, la misma cantilena de siempre, de siglos vaya. Te paras a pensar que otra gente que vale algo se ha largado a otro país en busca de suerte, o es gente tímida o muy humilde en sus criterios... gente que quizás no se vea en esas mismas calles, gente menos bulliciosa, gente... al fin y al cabo. Egos que hay por ahí, improductivos e irracionales, gente que cree que su criterio está por encima del común: gente que no vota, por ejemplo, pero que critica... Egos, que no se acaban ni al final del año, como las malas hierbas. Rebeldía, pido -pedimos todos- y así cambiará todo, incluida esa gente.

19 de diciembre de 2015

Mar de dudas

Hay momentos en que la realidad y el deseo desaparecen; en que uno, esté donde esté, quiere que las cosas cambien. Caminas un día tú solo y te das cuenta de la monotonía, lo redondo, lo plano... pides que otras personas cedan, pero no lo hacen. Y tú; tú, francamente, te cansas de ser el primero que envía siempre señales de humo, el que pone el inicio de todo... te paras a pensar y dices... "joder, yo también quiero que me llamen". Es un ejemplo, nada concreto. Te ves peinando canas, cometiendo los mismos errores de siempre, deduciendo mal... Metiendo la pata, vaya. Y, a veces, mientras te pierdes en esos mares de dudas, la genialidad, la locura, la frescura, la metedura de pata, la sonrisa, la mirada, el eco, el suspiro, la carcajada, el momentazo de risa, la belleza, el beso, la tontería, el ánimo, el cariño, la espontaneidad, el mundo, la vida, la risa, el llanto, el grito, la chuche, el boli, el folio, el móvil, la foto, la inocencia, el frío, el calor... todo... está en otro sitio al que el mar de dudas no te permite mirar. Sólo que como lo sabes, al final cambias... y miras.

9 de diciembre de 2015

El teléfono de tu ex



Alguien escribía en un periódico hace unos días que la gente tiende a guardar en el móvil el teléfono de su ex y que lo peor es que la llamada aplazada se realiza después de un tiempo, con la normalidad de que ese telefonazo siempre suele ser tenso y acabar mal. Yo no guardo; ni siquiera en una agenda, a mano, no: a veces segundas partes pueden ser buenas, no lo discuto, pero en estos casos en mejor el borrón y cuenta nueva. Creo que tendemos a la sensación de que una segunda oportunidad la merece todo el mundo, de que quizás el paso del tiempo pule y hace madura a la gente... No sé, no estoy seguro de acertar o de equivocarme: sencillamente me guío por una costumbre, que no sé si me ha ido bien o mal, pero al final costumbre. Resquemores, negativas, tensión ─cuando sale mal, of course─, pero es verdad que el tiempo y la distancia lo pone todo en su sitio. El artículo del periódico filosofaba sobre tener el teléfono de la ex pareja ahí, de la tentación de llamar o de quizás llamar ─fijo que hay gente que llama estando pedo─. No, no me cuadra. La segunda oportunidad, una segunda parte, dicen... me paro, pienso y digo en voz alta: “¿Y quién narices me ha dado a mí alguna vez una segunda oportunidad o el beneficio de la duda?

5 de diciembre de 2015

The girl


Una y otra vez, la Musa (the girl, quizás...) va y viene, dejando rastro: hojas llenas o vacías, historias que culminan o no; letra o silencio, quizás. El arte de la memoria y de la inspiración: cada obra, cada artista, con su creación, con sus manías, con sus temas, con sus añoranzas. Una imagen que va y viene, una Musa -insisto-, que está ahí presente, recurrente, palpitando tras lo que se crea -lo que yo creo-, lo que se escribe. La gente que duda sobre si será o no será real y si tiene los rasgos que aquello que se escribe dice. Hay días que ni siquiera yo lo sé: tanto nos inspiramos e idealizamos que, a veces, la ficción supera a la realidad. Pero sí, creo que sí está ahí, más o menos presente -o ausente, según el momento- y cada historia que brota lleva su nombre, su sonrisa, su piel, sus ideas, sus palabras, su caminar, su acento... lo suyo.