28 de febrero de 2011

Despertar en un Motel junto a una persona desconocida


Es como si despertaras al lado de Naomi Watts en 21 Gramos en ese Motel de mala muerte en el que esperan a Benicio del Toro. Una mujer desconocida que has conocido hace poco y que, por mucho que creas lo contrario, apenas conoces...

23 de febrero de 2011

23-F. La dignidad del Estado


Hace hoy treinta años un grupo de guardias civiles y de militares intentaron un proceso de involución democrática mediante un golpe de Estado, tradicional, como todos los que habían sucedido en España durante este periodo que conocemos como Historia Contemporánea. Sobre todo durante el siglo XIX y el XX.

Salió mal, afortunadamente, y estuviera detrás quien estuviera, fuese quien fuese el Elefante Blanco y eche quien eche balones fuera ante la prensa.

Coincido con Juan Francisco Fuentes, la dignidad del Estado, aquel día, la tuvieron el presidente del gobierno, no arredrándose ante los golpistas, no cayendo al suelo sino manteniendo la cabeza bien alta, en definitiva, don Adolfo Suárez. Y un teniente general, don Manuel Gutiérrez Mellado, que en función de su graduación saltó del escaño e intentó imponerse, y no cayó al suelo cuando un teniente coronel, más joven, no pudo lanzarlo al suelo. Esa fue la dignidad del Estado y la imagen de un poder con dignidad.

Ahí está la foto... Una imagen vale más que mil palabras.

20 de febrero de 2011

La poesía de... Yolanda Castaño: en 24 FM Radio Albacete


El sábado 19 comenzó 24 FM Radio Albacete su programación fin de semana. Me pidieron que hablara de Literatura, concretamente de poesía; una breve sección literaria que realizaré a partir de ahora todos los sábados que pueda y se cuente conmigo. Se me ocurrió comenzar hablando de Yolanda Castaño y de su poesía. Os animo a escuchar el clip de audio, desde el minuto 25: (24_fm_radio_02-19-2011_11-00-08.mp3).

Dime la verdad


Hace tiempo que ando buscando... detrás de muchas cosas... detrás de muchos gestos... detrás de muchas miradas... Detrás, incluso, de las noticias de la prensa... entre las miles de fotografías que pueblan los libros que nos rodean... No sé si vengo buscando una respuesta o quiero encontrar lo que busco, aún difícil... Sólo quiero que me digas la verdad...

A veces nace en mitad del sueño, o de una pesadilla. Toda la verdad. Dime la verdad...

17 de febrero de 2011

Alborajico o la despoblación




El lugar que se ve en las fotografía es Alborajico, una aldea abandonada del municipio de Tobarra, en Albacete (en el INE ya no es contemplado); el topónimo proviene del árabe y en las cercanías hay un eremitorio, posiblemente ibérico, aunque personalmente es algo que tengo poco estudiado. Esta aldea tuvo población hasta la década de 1970 y en ella vivió parte de mi familia antepasada, al menos entre el siglo XIX (posiblemente incluso antes) y los años ’30 del siglo XX.

Es un ejemplo de despoblación. Los censos de inicios del siglo XX daban a este centro de población entre doscientos y cuatrocientos habitantes, que se hacinaban en las pocas casas que había, tal como denotan las fotografías. Los varios flujos migratorios que se produjeron entre esta parte de La Mancha y el Levante español a inicios del siglo XX y durante el “desarrollismo” de los sesenta, apuntillaron estos núcleos poblacionales dedicados casi en exclusiva al pastoreo y la labor agrícola.

Cuando escribo esto recuerdo la magnífica novela de Julio Llamazares, La lluvia amarilla, o El disputado voto del señor Cayo, de Miguel Delibes.

Hablar bien: "a la altura del betún" y otras expresiones


Tenemos por costumbre aplicar (la) economía de palabras, por llamarle de algún modo, a la forma de hablar habitualmente en español. Cierto es, como ya decía en un post de 2008, que nuestra lengua responde a un sistema fonético muy sencillo, en el que combinamos consonantes y vocales (c-v-c-v-c-v ó v-c-v-c-v-c-v) y por tanto nos resulta complejo pronunciar dos consonantes juntas. Pero ese no es el caso.

A mí, por ejemplo, me molesta mucho que la prensa nos haga creer que las ciudades o los países hablan y toman decisiones por sí mismas, de tal modo que leemos “Madrid ha dicho que no a Rabat” o “Berlín no está dispuesto a dar más ayudas”. Si tomamos el titular de prensa por lo recto, es decir, por lo que dice, el primer caso debe ser que la capital de Marruecos ha debido pedir matrimonio a la capital de España y esta última, sin contar con nadie (ni alcalde ni rey ni ciudadanos), ha dado calabazas... y, sin embargo, resulta ser que el gobierno de España, afincado en Madrid, ha negado algún acuerdo al gobierno de Marruecos, afincado en Rabat. En el segundo caso, entiendo que la ciudad de Berlín, que debe tener cuenta bancaria propia, está decidida a no dar más dinero a nadie, sin avisar a la Canciller alemana siquiera. Bueno, pues resulta que el periodista quería decir que el gobierno de Alemania, afincado en Berlín, no va a ayudar a ningún otro país a sanear sus cuentas públicas. Bien me dirán los chicos de la prensa que es una forma de llamar la atención, de titular o de ahorrar palabras en el titular, pero la Lengua no entiende de trampas ni de ahorros.

Hay alguna gente, que pasa por bien hablada, es decir, que se autotitula culta, que además de hipercorregir (esto es, decir Bilbado en lugar de Bilbao, por influjo de 'pescado'), tiene por costumbre (y esto es muy frecuente en la televisión) decir “estuvistes” o “hablastes”. Como el lector observará, los dos ejemplos provienen de la segunda persona del pretérito perfecto simple, cuyo valor es absoluto, pues designa una acción pasada totalmente concluida. Esa gente que pulula por los decorados televisivos, suponiéndose a sí mismos periodistas (sin título) o famosos (sin mérito), pero sí deformadores de la Lengua, suelen construir frases como la que sigue: “Tú estuvistes hablando con él” o “Tú hablastes con él” (incluso el word del ordenador lo rectifica de inmediato) y la calle, siempre atenta a pensar que el famoseo es más culto de lo que pensamos, lo imita. Claro, ir de fino o fina y meter la pata es quedar a la altura del betún.

Para terminar. “Ha quedado a la altura del betún”. Bien, todos sabemos que el betún suele utilizarse para pavimentar carreteras o calles o para impermeabilizar cascos de barcos, etc., por todo lo cual suele quedar adherido al suelo; y ahí es donde queda (o va su buen nombre) la gente que al equivocarse suele ir: “a la altura del betún”.

(Continuación de mi post de 25 de noviembre de 2008: “Bledo, chisme y otras expresiones”: http://literaturaculturaypolitica.blogspot.com/2008/11/bledo-chisme-y-otras-expresiones.html)

12 de febrero de 2011

Mirada perdida


Es preciso establecer, como fondo de escritorio, la sinrazón. No dar pábulo ni al sueño ni al correveidile de turno. Tampoco es necesario el ingrediente de la esperanza, sólo la acción. Y si te miro y no dices nada y si no te entiendo y si no sé transmitirte nada ni siquiera lo que siento, o peor aún, lo que soy, no es porque no esté vivo, sino porque ya no estoy.

6 de febrero de 2011

"Poseía (2005-2010)": la fascinación por el vacío


Poseía (2005-2010): la fascinación por el vacíoPor Sophie Canal*
Detestaba la palabra “poesía”.
Pero esa mañanita de primavera regresaba cansada de Santiago de Chile y todo volvió a cambiar con una frase de Martin Heidegger, pronunciada por mi amigo Víctor, de todo corazón, y como de bienvenida, en la puerta de mi casa limeña: “Es posible y a veces incluso necesario, un diálogo entre pensamiento y poesía”.
Aunque mucho tiempo después Víctor me contara que, al final, todo su libro se podía resumir a aquella frase, mi estado de ánimo del momento necesitaba de un título alumbrador para que la mañana se vuelva realmente prometedora. La entrega de Víctor al día siguiente de su elegante libro de portada rosada cumplió: encima navegaba un título-barco, “Poseía”.
“Título-barco” porque parecía anunciar la posibilidad de un nuevo viaje, abriendo otro camino entre dos continentes ancestralmente opuestos e irreconciliables, como lo ha planteado toda la filosofía occidental desde los griegos, entre los dioses Apolo y Dionisos, entre el demonio de la poesía y el de la razón, entre el reino de la posesión y el del poseer, entre ser y tener; ida y vuelta ofrecía ese título-barco, sin parar, quizás, ¿por qué no?, con compañía y fines de lucro. Todo con un cambio de letra. ¡Buen publicista!, pensé. Y decidí subir al barco nuevamente.
Sin embargo, esto no es todo. Una vez definido el espacio, al título-barco se le imponía un territorio de tiempo: (2005-2010). Ah, entonces el viaje del cual se iba a tratar allí, ya había terminado, y al comandante del barco se le iba a poder imaginar fumando tranquilo en su balcón y observándome a lo lejos, empezando a soñar con la conquista de su descubrimiento, mientras luchaba el lector para entenderlo. Buen augurio. Él estaba tranquilo por dos razones sutilmente anunciadas desde el fanón de su embarcación: “Ya no poseo nada, me libré de tener”, y también “Encontré una nueva forma de ser, cancelando el lenguaje gracias a la inversión de la palabra”: ¡poseía! Bandera pirata por excelencia. La aventura prometía ser picante.
¿Carné de viaje entonces, capitán Coral?
Al igual que Marco Polo, Magelán, Colón, hasta el Che o el mismo Heidegger en “Les chemins qui ne mènent nulle part”, los 31 textos enganchados como botines por la ligadura “&”, abren 31 ríos que se difunden en el océano inexplorado de lo no pensado. El que escribe describe, contabiliza, clasifica, hace listas, pinta, define el contorno de las ideas que menos tenemos en nuestra posesión: las desconocidas, las de la no existencia, las de la ausencia; al final, intenta dibujar el mapa de un territorio salvaje, haciéndolo decible, oíble.
Y, ¿cómo lo logró usted, capitaine Coral? ¿Cómo hablar de la ausencia si la ausencia, injustamente, no existe? Allí viene el método, la mejor arma del pirata: la contradicción asumida entre razón y corazón. El que habla trata de no razonar, y el que razona no habla, prefiere las anécdotas, las lecciones, “el logos espermatikos”, los colores, las formas, las variaciones musicales acerca de Stockhausen, el mantra, “sonido de la mente del poeta silenciado”. El que habla calla, dejando hablar la ausencia en su única manera: “callando a lo existente (incluido a sí misma); y no es todo…”. Porque “Las palabras ocultan las cosas”, “el verbo no soporta tantas palabras”, entonces en los tres puntos parece residir todo lo que no se puede (¿debe?) hablar: en lo indecible está la esencia de las cosas, la palabra del poeta.
Por ahí me cayó lo metafísico encima, pero como recompensa. En la energía (y no la tradición) a penas oculta de la voz nietzscheana, en la alegría de las contradicciones, el poeta se vuelve funámbulo y camina con equilibrio sobre la cuerda de una verdad substancial, una esencia purificadora que genera humo desde su abismo profundo: callar para que aparezca el verdadero habla; faltar para que surja la presencia y lo permanente; olvidar para que renazca lo realmente memorable, interesarse en el no ver para que se revele “un ojo que mira detrás de la ausencia”.
A veces, y como todo buen aventurero, hay que estar listo para enfrentarse con lo terrorífico. Por eso los verdaderos viajes demoran tanto. Por las amenazas de la pérdida del equilibrio y de la fascinación hacía el vacío. Allí, el capitán se disfraza de Ulises y canta sus combates contra los peores enemigos, como cuando consiguió pasar entre Charybde y Scylla. Él advierte: los grandes monstruos no son los que pensamos. A veces, lo peor no es la muerte o la desaparición de las cosas, sino los seres y las cosas cuando “vuelven a su estado natural”. A veces, “lo contrario de la presencia no es la ausencia, sino la medianía del habla”.
¿Entonces, podrá la filosofía sobrevivir a la perdida de la Razón como medio y objeto de su pensamiento, y podrá la poesía despertarse y dejar de roncar, luego del interminable sueño de la ego manía?
“Poseía” cuenta y contesta todo con su título y su frase de epígrafe, pareciéndose a estos mantras que por la puerta dejan entrar el techo: “una nada tan sólida como un barril de kilitos”, lo dice “lgv”, el poeta cubano Lorenzo García Vega en “Mantras de Stockhausen”, quien actúa de copiloto fantasma en la embarcación, a lo largo del viaje.
“El mantra es la campana que repica en el silencio donde no hay campanas”, y hace que estos versos logren pensar lo poético y poetizar lo pensable.
Así que, gracias al capitán Coral estuve viajando de nuevo llegando a mi puerto, ese tipo de viajes que nunca terminan por que han elegido la forma que más conviene a su imposible destino: el círculo virtuoso.
Lima, enero del 2011

(Victor Coral (Lima, 1962) Estudió Ciencias Administrativas y Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1998 fundó la revista literaria Ajos & Zafiros. Ha publicado los poemarios Luz de limbo (2001), Cielo estrellado (Santo Oficio, 2004) y Parabellum (2008), y las novelas Rito de paso (Norma, 2006) y Migraciones (2009). Ha hecho crítica literaria y periodismo cultural en los diarios La República y El Comercio. Ha publicado poemas, artículos y ensayos en Letras Libres, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Hueso Húmero, Periódico de Poesía (UNAM), Quehacer, Letras S5 y La Siega (Barcelona)).

(*Sophie Canal es filósofa, narradora y editora. Actualmente graba un disco con canciones en homenaje a sus amigos, junto con su esposo el músico y periodista Gabriel Gargurevich).

3 de febrero de 2011

Ser de ciencias o la poesía


Esta mañana me decía una persona, “de ciencias”, que a Ella no le gustan los poetas; o al menos los poetas que yo manejo y leo y releo (los de finales del siglo XX como Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero, etc., y los de inicios del siglo XXI -aunque llevo unos días metido de nuevo en Bécquer)... Quizás sea que la formación de ciencias es más prosaica que la de letras, mucho más metafísica... La verdad es que desconozco si esa persona que me decía esto hoy mismo es consciente de haber sido la inspiradora y protagonista de varios poemas y destinataria, pues, del mensaje, la anécdota o simplemente el ritmo de esas composiciones, ya que quizás, pienso yo, posiblemente cambiara su opinión sobre la poesía.

2 de febrero de 2011

Mujer al volante... ¿peligro constante?


He de reconocer, aunque lo pienso desde hace mucho, que las mujeres conducen bastante mejor que los hombres o, al menos, son mucho más sensatas y responsables al volante. Lo cierto es que hoy, a mediodía, cuando regresaba a casa por la autovía, he adelantado a dos chicas al volante, las cuales iban respetuosamente (con la Ley) a 120 Km./h. mientras que yo iba más fuerte, como cada día, y esto no justifica que yo pise el acelerador más de lo que las normas me permiten. Las que iban bien eran ellas, no yo. Las que cumplían las normas eran ellas, no yo. De tal modo que es una prueba más que confirma lo que siempre he pensado.