20 de noviembre de 2010

Mamen


Mamen es diminutivo de Carmen, algo común y frecuente en España; en la lengua castellana que se habla en Hispanoamérica hay otros diminutivos patronímicos distintos, pero lo aclaro al principio precisamente para mis amigos (sobre todo argentinos) que de vez en cuando entran por aquí y me leen. Bien, pues Mamen es una mujer bastante interesante y, al mismo tiempo, inquietante: me interesa mucho, por ejemplo, su conversación y algunas de las actividades que realiza y, siguiendo el hilo de Ariadna, es inquietante (un poco como todas las mujeres y como todos los seres humanos) por cuanto no termino de adaptarme a su forma de ser, como buen egocéntrico que soy. Es cierto que conozco a algunas mujeres inquietantes cuyo nombre no puedo escribir del todo, que es irreverencia, además, pero Mamen es de otra pasta, es de otra manera. Si uno tiene una musa, a la musa no se le tiene en cuenta casi nada, sea verdad o sea mentira cuanto acontece en la palabra, puesta blanco sobre negro. Es curioso cómo nos marcan las personas que conocemos, como hay mucha gente que se queda y se siente cerca de uno, cómo otras se van alejando en las procelosas aguas del apaño o la venganza o el rencor o, sencillamente, del olvido. Y hay quien uno no puede sacarse de la mente porque lo marca a hierro y fuego que permanece para siempre, aunque duela o no, aunque se vea o no se vea. Esa es Mamen.

17 de noviembre de 2010

En blanco y negro; white and black



En blanco y negro los sueños, los recuerdos; los momentos de amor, las caricias, el deseo... White and black. El recuerdo, siempre en blanco y negro, la infancia, ellas y nosotros; el roce, el llanto y la ilusión, aquel periódico en blanco y negro. Aquello que sonaba mejor, una melodía, un sonsonete, una novela. La nostalgia de una tarde y el sueño, de nuevo, pensando en ella. White and black

16 de noviembre de 2010

7 de noviembre de 2010

Detesto, protesto...


El otro día se podía uno ganar varios números del Periódico Irreverentes expresando en un lugar de Facebook a quien se odia y el por qué. La cosa sería mucho más seria si uno se enfrentara contra otra persona, de tal modo que acumulara animadversión contra alguien a quien lo mejor que se le puede aplicar es indiferencia. No obstante, participé con varias reflexiones: “y es que odio la telebasura y me repatea la ‘princesa esa del pueblo’, que me provoca tanto repelús como los novios de las chonis poligoneras, esos tipos del tres al cuarto con tubo de escape tuneado al máximo para no dejar dormir a los vecinos honorables”. “Detesto que el puñetero Correcaminos no le dé un día de exquisito y abundante banquete al Coyote, que se merece ya zampárselo y que pasemos página”. “Me da pavor que los tertulianos sepan de todo y hablen al mismo tiempo: si dejaran un poco de sus energías para contribuir a sacarnos de apuros estaríamos mejor”. “Me repatea que tenga razón el que se pone más chulito, o grita más o se cree que las siete estupideces que dice son el abc de cualquier tema”. “Y odio, odio... el mal gusto, que nuestros aliados sean siempre los más feos y odio que la gente diga que no tiene tiempo en lugar de decir que no le da la gana”.

Igual estas cosas en Custer, Dakota del Sur (en la imagen), no pasan.

4 de noviembre de 2010

Angie Cepeda


Tiene razón mi amiga la poeta peruana Andrea Cabel cuando habla de Angie Cepeda en su interpretación en Pantaleón y las Visitadoras, la película de 1999 basada en la genial novela de Mario Vargas Llosa. Angie Cepeda nació en Cartagena de Indias (Colombia) en 1974, pero se crió en Barranquilla, como Shakira y mi amiga la poeta Lauren Mendinueta. Debe tener algo especial el aire de esa ciudad colombiana porque las tres, casualmente, son bastante hermosas. El caso es que yo la recordaba solo de El amor en tiempos del cólera, esa otra película de 2007 basada en otra genial novela de Gabriel García Márquez.

Henri Cartier-Bresson (1908-2004)







1 de noviembre de 2010

Manuela Vellés


Manuela Vellés. La primera vez que vi actuar fue en Caótica Ana en el cine, hace unos años. Me pareció una extraordinaria actriz porque el papel no era, en aquel filme (como se dice ahora, teniendo en el diccionario palabras sinónimas como 'película', 'grabación', etc), precisamente fácil: el título era y es expresivo de la caracterización del personaje principal. Hace unos días, en la reposición de la serie "La señora" aparece como una joven muchacha educada en los mejores colegios europeos de entreguerras. Otra caracterización magistral, en mi opinión, hasta que haga algo en el teatro, que siempre es la prueba de fuego del actor y que es un género literario que, desde Lope de Vega, refleja la vida.