15 de diciembre de 2010

Christina Rosenvinge


Cristina Rosenvinge (o Christina Rosenvinge) es, además de una cantante genial, un mito. Es esa chica de mirada cosmopolita, sonrisa de rock y voz de niña buena que nunca ha roto un plato. Cuando hace algunos lustros surgió aquello tan extraño de definir y que se llamó “bakalao” o “ruta del bakalao”, podíamos recurrir los universitarios a alternativas, como los cantautores y voces del o por el estilo. Entonces Christina Rosenvinge empezó con canciones de titulos sugerentes, letras intensamente poéticas o intelectuales y una voz susurro que se contraponía a lo metálico, postizo y estridente de la música disco (la cual tiene su contexto dentro de la música y su historia, pero no es cosa aquí). A mí, sencillamente, me atraía la música de Christina Rosenvinge más que la de Joaquín Sabina, por ejemplo, aunque he de reconocer que las letras y la capacidad poética del de Úbeda.

Defensa del español


Pues sí, a mí, simplemente me da igual si los políticos del pasado -Siglo de Oro y mucho después- se comportaron autoritariamente con otras lenguas también de España o del extranjero: simplemente enjuicio el presente y la libertad de expresarse en cualquier lengua; además, que apuesto en firme por el bilingüismo. Yo defiendo el español que es, entre otras muchas cosas positivas, el idioma que hoy hablan 500 millones de hablantes. Soy, de profesión, filólogo, es decir, que mi vocación es la Lengua Española y toda la Literatura que conlleva, desde Jorge Manrique y el marqués de Santillana hasta Lauren Mendinueta, pasando por Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Calderón, García Lorca y Mario Vargas Llosa, entre otros miles. Si hay políticos que se confunden (ya sabemos que lo normal en los políticos de hoy es su nula cultura e ínfimo nivel intelectual) y hacen uso de los idiomas como arma arrojadiza política, allá ellos y nosotros con nuestra parte de culpa por perseverar en votarles y prestarles atención... Lo que no puedo soportar es que para defender tesis o posturas, insisto que fundamentalmente excluyentes, se insulte o se menosprecie la Lengua Española (dice la RAE que es Lengua Castellana en el contexto nacional; es decir, al hablar de Lengua Catalana, Lengua Gallega y Lengua Vasca y yo estoy de acuerdo en eso) y cuando un Premio Nobel de Literatura, de habla hispana y pluma en español, se pronuncia, está demás que haya pseudo-intelectuales (que dicen ellos que lo son, que habría que mirar si realmente hacen uso del intelecto cuando no se separan del ‘statu quo’ establecido ni saben hablar correctamente...) y politiquillos que lo ataquen. Se viene y se va con que un intelectual no puede opinar si defiende la unidad de España y el uso del español; en este punto recuerdo al sarcástico Fernando Vizcaíno Casas cuando decía que “fascista es aquel que llama fascista a otro”.

A lo que voy... La riqueza que tiene la cultura española en nuestros días es la diversidad lingüística y las diferentes modalidades de idiolecto que, incluso, se hablan bajo el mapa de uso de una misma lengua. Reconozco que, además de ser filólogo sobre la Lengua Española, he contraído el interés por leer autores en gallego, por ejemplo la poesía de Yolanda Castaño y algunas cosas de Manuel Rivas y me he infringido a mí mismo el esfuerzo por aprender, siendo consciente que nunca llegaré a dominar el gallego porque soy negado para los idiomas. Y sé, eso sí, que mucha otra gente que vive, por ejemplo, en Madrid, lee directamente en catalán siendo castellano-parlantes. Entonces... ¿por qué esto? Muchos días pienso que se vive muy bien de la polémica...

20 de noviembre de 2010

Mamen


Mamen es diminutivo de Carmen, algo común y frecuente en España; en la lengua castellana que se habla en Hispanoamérica hay otros diminutivos patronímicos distintos, pero lo aclaro al principio precisamente para mis amigos (sobre todo argentinos) que de vez en cuando entran por aquí y me leen. Bien, pues Mamen es una mujer bastante interesante y, al mismo tiempo, inquietante: me interesa mucho, por ejemplo, su conversación y algunas de las actividades que realiza y, siguiendo el hilo de Ariadna, es inquietante (un poco como todas las mujeres y como todos los seres humanos) por cuanto no termino de adaptarme a su forma de ser, como buen egocéntrico que soy. Es cierto que conozco a algunas mujeres inquietantes cuyo nombre no puedo escribir del todo, que es irreverencia, además, pero Mamen es de otra pasta, es de otra manera. Si uno tiene una musa, a la musa no se le tiene en cuenta casi nada, sea verdad o sea mentira cuanto acontece en la palabra, puesta blanco sobre negro. Es curioso cómo nos marcan las personas que conocemos, como hay mucha gente que se queda y se siente cerca de uno, cómo otras se van alejando en las procelosas aguas del apaño o la venganza o el rencor o, sencillamente, del olvido. Y hay quien uno no puede sacarse de la mente porque lo marca a hierro y fuego que permanece para siempre, aunque duela o no, aunque se vea o no se vea. Esa es Mamen.

17 de noviembre de 2010

En blanco y negro; white and black



En blanco y negro los sueños, los recuerdos; los momentos de amor, las caricias, el deseo... White and black. El recuerdo, siempre en blanco y negro, la infancia, ellas y nosotros; el roce, el llanto y la ilusión, aquel periódico en blanco y negro. Aquello que sonaba mejor, una melodía, un sonsonete, una novela. La nostalgia de una tarde y el sueño, de nuevo, pensando en ella. White and black

16 de noviembre de 2010

7 de noviembre de 2010

Detesto, protesto...


El otro día se podía uno ganar varios números del Periódico Irreverentes expresando en un lugar de Facebook a quien se odia y el por qué. La cosa sería mucho más seria si uno se enfrentara contra otra persona, de tal modo que acumulara animadversión contra alguien a quien lo mejor que se le puede aplicar es indiferencia. No obstante, participé con varias reflexiones: “y es que odio la telebasura y me repatea la ‘princesa esa del pueblo’, que me provoca tanto repelús como los novios de las chonis poligoneras, esos tipos del tres al cuarto con tubo de escape tuneado al máximo para no dejar dormir a los vecinos honorables”. “Detesto que el puñetero Correcaminos no le dé un día de exquisito y abundante banquete al Coyote, que se merece ya zampárselo y que pasemos página”. “Me da pavor que los tertulianos sepan de todo y hablen al mismo tiempo: si dejaran un poco de sus energías para contribuir a sacarnos de apuros estaríamos mejor”. “Me repatea que tenga razón el que se pone más chulito, o grita más o se cree que las siete estupideces que dice son el abc de cualquier tema”. “Y odio, odio... el mal gusto, que nuestros aliados sean siempre los más feos y odio que la gente diga que no tiene tiempo en lugar de decir que no le da la gana”.

Igual estas cosas en Custer, Dakota del Sur (en la imagen), no pasan.

4 de noviembre de 2010

Angie Cepeda


Tiene razón mi amiga la poeta peruana Andrea Cabel cuando habla de Angie Cepeda en su interpretación en Pantaleón y las Visitadoras, la película de 1999 basada en la genial novela de Mario Vargas Llosa. Angie Cepeda nació en Cartagena de Indias (Colombia) en 1974, pero se crió en Barranquilla, como Shakira y mi amiga la poeta Lauren Mendinueta. Debe tener algo especial el aire de esa ciudad colombiana porque las tres, casualmente, son bastante hermosas. El caso es que yo la recordaba solo de El amor en tiempos del cólera, esa otra película de 2007 basada en otra genial novela de Gabriel García Márquez.

Henri Cartier-Bresson (1908-2004)







1 de noviembre de 2010

Manuela Vellés


Manuela Vellés. La primera vez que vi actuar fue en Caótica Ana en el cine, hace unos años. Me pareció una extraordinaria actriz porque el papel no era, en aquel filme (como se dice ahora, teniendo en el diccionario palabras sinónimas como 'película', 'grabación', etc), precisamente fácil: el título era y es expresivo de la caracterización del personaje principal. Hace unos días, en la reposición de la serie "La señora" aparece como una joven muchacha educada en los mejores colegios europeos de entreguerras. Otra caracterización magistral, en mi opinión, hasta que haga algo en el teatro, que siempre es la prueba de fuego del actor y que es un género literario que, desde Lope de Vega, refleja la vida.

23 de octubre de 2010

Reflexión sobre la felicidad o cómo al equivocarnos creemos haber acertado



Antiguamente decían los filósofos que “la felicidad nos espera a la vuelta de la esquina, a nos ser que vayamos nosotros a buscarla”. Es obvio que para ello hay que tener una especial predisposición para entender los dictados de la filosofía y su relación directa con la vida cotidiana de los seres humanos. Pero la verdad es que deberíamos preguntarnos qué es la felicidad o si lo que realmente creemos que es felicidad, lo es realmente o simplemente es una ilusión. Muchas veces la gente a la que amamos es sencillamente alguien imposible de amar real y cotidianamente --un amor no materializado--; otras veces la gente a la que más queremos puede que viva a doce mil kilómetros y no sea la que más cerca tenemos y a la que de forma social creemos que es quien más comparte o se asemeja a nosotros; en otra infinidad de ocasiones la gente que más nos llena es o no la más cercana y a veces nos une más (sentimentalmente) a quienes no piensan del todo como nosotros que a quienes comparten mil ideas contigo. (Podría decirse que, resumiendo todo ello, lo que descartamos es lo correcto frente a lo que escogemos o creemos escoger, que sería lo incorrecto) Esa es la reflexión que siempre han tenido los filósofos desde Sócrates hasta nuestros días. Decían hace algunos días en un artículo firmado por un experto (cuyo nombre he olvidado puesto que soy filólogo y no filósofo e hice una lectura rápida) que un porcentaje importante de parejas no se han casado realmente compartiendo todo el sentimiento de felicidad, sino por otra serie de cuestiones que creen ser la felicidad y que, por lo tanto, lo que de forma burda y rosa se denomina ‘media naranja’, es otra persona a la que uno no se ha acercado por diversos factores como la timidez, el miedo, la opinión de los otros y un sinfín de justificaciones (como hay siempre para todo). Por último, existe la reflexión, también filosófica, de que mucha gente piensa que la felicidad es aquello que ha conquistado en cierto tiempo, pero que no ha sido algo elegido (es decir, optar por dos caminos, por dos cosas...) sino sobrevenido. Y, en definitiva, muchas veces el error no es un fracaso vital, obvio, sino que genera una ansiedad frustrativa que nos hace pensar que haber pensado y optado mucho antes es más aconsejable que actuar por meros impulsos. Eso sí, todos tenemos derecho a equivocarnos y rectificar.

12 de octubre de 2010

Ídolos con pies de barro


¿Han oído alguna vez la frase “ídolos con pies de barro”? Imagino que sí y hablo de ella hoy para justificar que sigue de moda. Normalmente tenemos la fría costumbre de hacer ídolos a quienes no lo son; esto es, crearnos falsas expectativas acerca de una persona que no tiene ni entidad ni mérito: es, en definitiva, un falso idealismo, una falsa idealización. Escribo, claro está, en genérico, puesto no cabe decir “ídolos” e “ídolas”. Pues bien, como en toda época y como en todo momento de la Historia e Intrahistoria de cada país y de cada una de sus generaciones (y en nuestros días con mucha mayor razón), llegamos a creer que muchos de quienes nos rodean merecen la pena, tienen alguna cualidad o mérito que los destaque de los demás, que pueden servir de modelo, que destacan por algo positivo, etc.; aquello que en la primera filología y filosofía se denominaba “héroes” o “heroínas”. Hoy poco queda de aquello y me refiero a la gente que cotidianamente nos rodea, a quienes se dirigen a nosotros, a las personas de quienes conocemos su rostro y su forma de ser: son, más bien, antihéroes. Gente que influye (irrumpe en nuestro camino, más bien) como un flash en un momento determinado y que como el flash, a los pocos segundos se desvanece: creer que se es lo que no se es resulta un imperdonable error, pero aún mayor lo es creer que quien se cree es lo que realmente no es. Son, sencillamente, ídolos con pies de barro o ángeles caídos.

7 de octubre de 2010

Mario Vargas Llosa (Premio Nobel de Literatura 2010)


Por fin una muy buena noticia: Mario Vargas Llosa Premio Nobel de Literatura 2010.

6 de octubre de 2010

"Ser guapa, estar guapa"


¿Estar fea? ¿Ser guapa? Cotidianamente hacemos uso de expresiones que indican nuestra presencia física pero que, en mi opinión, depende de la mirada con que se vea y del estado de ánimo; por tanto, es algo subjetivo. Hablando por teléfono hoy con Mamen me decía “estoy fea”, lo cual es algo subjetivo (como he escrito) según su mirada; y psicológico, puesto que yo, por el contrario, siempre la encuentro “guapa”. Evidentemente los roles y los prismas del hablante son siempre distintos aún haciendo uso del mismo lenguaje. Pero, ¿qué es estar feo? Si atendiéramos a la sociología “estar feo” es verse distinto que otras veces, en las que uno “está guapo”. Una misma persona no puede estar fea o guapa, porque guapo o feo se “es” y no se “está”. Por lo tanto, Mamen es guapa, salvo que si un día sale a la calle sin peinar o con ojeras lo que puede es “estar poco arreglada” o “desmejorada”, pero no es “estar fea”. Es como cuando se dice que alguien “está bueno o está buena”, expresión figurada donde las haya (que siempre se refiere al atractivo y la belleza), dado que uno normalmente no prueba (a priori) a la persona que sí mira. Es la recalcitrante forma de ser, valga la redundancia, del verbo ser y del verbo estar. Ser es intrínseco y estar es extrínseco.

Ahí dejo hoy una foto de la actriz Adriana Ugarte, que podéis ver en La Señora (de TVE) y que también ha realizado teatro (La casa de Bernarda Alba, 2006). Reconozco que es una gran actriz con un excelente registro dramático.

4 de octubre de 2010

Musas de la amistad


Por lo general cuando a una persona le cambia el estado de ánimo, influido por algún factor externo, suele notársele. Siempre he defendido que las enfermedades del siglo XXI serán las que afectan a la sicología de las personas y cada uno deberá asumir no solo su propio psique sino el de quienes le rodean. Yo, por ejemplo, estoy dispuesto no únicamente a batallar con mi propia sicología, sino también con la de quienes yo mismo elija y ello excluye a todo el mundo o a todo el mundo que crea que debe ser escuchado. El lado de carga negativa que uno quiera recibir de otro o transmitir al de al lado debe ser el mínimo y con cuenta gotas. Por ejemplo, yo estaría dispuesto a soportar el mal humor de Ella, pero no de nadie más de fuera de mi entorno personal.

La amistad es, en mi opinión, un sentimiento mucho más profundo que el amor (suponiendo que el amor exista) y por lo tanto es un sentimiento más elevado que el amor. Querer y tolerar a un amigo o a una amiga (y distingo no por la moda absurda de dividir el genérico en masculino y femenino sino por la complejidad de las relaciones) es algo voluntario y más profundo, puesto que el amor se extingue y la amistad no. Pero, ¿qué pasa si se mezclan las dos cosas? Como hay varios tipos de amor uno puede sentir algo parecido al amor (y más fraterno) por alguien (por ejemplo, la de los ojos de mujer fatal) que al mezclarse con la amistad agarra mucho más profundamente que cualquier otra cosa. Lo que no sé es si la gente lo entiende así.

Hay muchos tipos de musa y la que más me gusta es Talía, que era en la antigüedad la musa de la literatura, aunque de forma concreta de la comedia y de la poesía bucólica. Hace ya algún tiempo que yo escogí una, realmente alguien de verdad a quien, literariamente, se idealiza para convertirla en personaje literario. Menos mal, porque recoger a una persona (Ella) en toda su esencia puede ser una arma de doble filo: o supera a la obra o la obra es imposible con ella. Lo peor de todo es cuando en ello se mezcla la amistad o desconoces cosas, porque puedes caer en la tentación de que la mujer de ojos fatales real es como tú la representas y no como realmente es. Al final son como las muchachas de Roy Lichtenstein (ver la imagen): perfectos retratos.

(Hoy es San Francisco de Asís).

15 de septiembre de 2010

Una frase del ghetto


"¿Es moral mantener tu código moral en un mundo inmoral?"
(Frase escrita por los judíos perseguidos del ghetto de Varsovia)

9 de septiembre de 2010

Chonis y demás en un día raro...


La verdad es que no sé por dónde empezar. Estaba pensando en lo felices que deben ser todas las chonis poligoneras (cierto es que el ‘motete’ se lo ponemos los demás, que tenemos adscrita alguna otra tribu, desde pijos a gárrulos, y que no nos salvamos de nada puesto que nadie es perfecto y quien así lo piense o así lo diga, miente) sin necesidad de formarse ni sufrir por aquello que decía Sócrates acerca de que “sólo sé que no sé nada” o hasta tener que guardar cola en el INEM, sufrir el retraso del transporte público hasta el trabajo y mil y una zarandajas más que no vienen al caso. Y, encima, más de una choni da morbo por guapa, por cómo va vestida o por el dineral que posee.

Bien, sí, estoy empezando a cansarme de cierta gente (no mucha, la verdad, y por tranquilidad mía); a ver: impuntuales, mentirosas, mujeres fatales, falsos al estilo Judas Iscariote, informales, iletrados y fiplados (o ‘flipers’, como dicen ahora los alumnos de los institutos). Sí, que ya está bien de ser formalitos, cumplir las normas, estar ahí cuando a uno lo necesitan y que los demás vayan a su bola pensando para sí que son el ombligo del mundo. Y el ombligo del mundo no es mas que una obra literaria de Ramón Pérez de Ayala.

Pues sigo. Las poligoneras son unas “diosas” que habitan los polígonos industriales de los extrarradios de las grandes ciudades, poblados de pubs, discos y afters abiertos hasta el amanecer. Suelen ser rimbombantes, estridentes, chonis y se aderezan de piercings; y, sin embargo, tienen su aquel que no podría explicar, del mismo modo que nos atrae la azarosa vida de Lope de Vega. Me gustaría conocer personalmente a alguna, puesto que pienso que ello no trae complicación ni quebradero de cabeza, y por un momento me dejo de gente sofisticada que enerva mis nervios.

Igual estoy raro hoy, no sé.

5 de septiembre de 2010

John Irving



John Irving es un escritor norteamericano nacido en New Hampshire (en el pueblecito de Exeter, un lugar increíble), el Estado del Norte de los Estados Unidos, en Nueva Inglaterra, en el que viví un tiempo hace ocho años y que se conoce por las famosas primarias electorales de los dos grandes partidos norteamericanos. Irving viene a ser un escritor más discreto mediáticamente que Paul Auster, aunque estéticamente mucho más maduro, más profundo temáticamente y con un espacio bien reconocible: Nueva Inglaterra, con singulares y excelentes guiños a la recreación del paisaje rural de New Hampshire en las últimas décadas. Los personajes suelen estar muy bien trazados, completamente retratados física y sicológicamente, sin dejar del lado del lector mas que lo que como espectador de las diversas secuencias le corresponde. Supe de él por la novela Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra (The Cider House Rules) o Las normas de la casa de la sidra, que es su título cinematográfico. Aunque fue en 1981 cuando publicó una de sus más excelentes novelas, en mi opinión: El Hotel New Hampshire, obra que sigue la estética de John Dos Passos y Camilo José Cela, sin caer necesariamente en el behaviorismo y llevando al extremo la construcción de unos personajes y peripecias como ningún otro autor norteamericano de nuestros días. Ahora ha publicado en España La última noche en Twisted river.

26 de agosto de 2010

¿Una generación perdida?


Los polititicastros estos que nos mal gobiernan, la verdad, están consiguiendo dejar ko a toda una generación: la de aquellos que nacimos entre 1970 y 1985, aproximadamente. Estamos en un país en el que no se genera empleo, en el que no se da a los jóvenes su primera oportunidad, en el que los sueldos de la gente joven que trabaja son un auténtico timo, etc. Lo cierto y verdad, por lo que veo, es que ni los unos ni los otros tienen ideas, soluciones y carisma para hacernos salir de la crisis económica y moral y, lo que es más, tampoco las van a tener. Alemania está en la tasa de desempleo de 1992, la más baja de su Historia, por lo que ha salido más o menos de la crisis. Nosotros seguimos igual. Los jóvenes que han hecho estudios, que han buscado un empleo, que han creído en sí mismos y han querido emprender, se ven hoy sin recompensa; mientras que la política en una magistral forma de vida para muchos mediocres que viven genial en la poltrona mientras toda una generación se tira a la basura sin más. Así es España.

23 de agosto de 2010

"Desanchá", 'ensanchá', 'creída'...


Voy a decirlo con un poco de humor. El mundo en general está lleno de “desanchados”, sobre todo de “desanchadas” o “desanchás”. Este término proviene del verbo ‘ensanchar’, sobre todo de la segunda y tercera acepciones, según la RAE: “2. prnl. Envanecerse, afectar gravedad y señorío. U. t. c. intr. 3. prnl. Hacerse de rogar”. ¿Qué vengo a decir con esto? Bien, salgo algunas noches de fiesta, con la intención de tomar algo y, si se tercia, para conocer gente; pero lo que atisbo es una suerte de damas, damiselas, mozas o mozuelas, que podríamos denominar “desanchás”, esto es, no se dignan a hablar con nadie por su presunto ‘señorío’ (ver la acepción segunda de antes) o porque todos los hombres que pululamos por los alrededores (listos, tontos, guapos, feos, de pueblo, de ciudad, ricos, menos ricos, etc) somos “poco dignos” de entablar conversación o debemos insistir (acepción tercera). Ellas necesitan otra cosas que no tienen clara pero si viniera un príncipe nórdico a pedirles matrimonio le sacarían algún defecto y lo rechazarían. Algunas de estas jácaras o jacarandinas, que no jacarandosas, siguiendo a Francisco de Quevedo y tomando también algo de su misoginia (que no viene mal algún que otro día) son así, princesas mentales, que leen “Hola” y “Lecturas”, suelen ver “DEC” y otras basuras de la TDT (y, por cierto, su dicción es deficiente) y no han viajado más allá de Despeñaperros (teniendo en cuenta que es paso obligado entre dos de las más hermosas zonas, regiones, lugares de España). Es decir, que la casa tiene una hermosa fachada con un interior en ruina inminente. En fin, la España de Lázaro de Tormes y de Quevedo en su exacto punto en pleno siglo XXI. Y si no, vengan y compruébenlo.
(Para quienes no seáis de un medio rural ni hacéis uso del español peninsular, tomad la palabra “desanchada” como literal sinónimo de “creída”).

9 de agosto de 2010

Lo de hoy


Apuestas fuerte por una persona y, posiblemente, aciertes. Eso sí, debes estar seguro de ello, porque la vida de las cosas, como de los sentimientos, es efímera, o no; todo tal cual sucede en la realidad. Decía Ortega y Gasset que la distancia más corta entre dos corazones es la lealtad, pero... ¿sabe todo el mundo qué es la lealtad? Repito mucho todo esto porque cuando a uno le gusta la filosofía, es decir, cuando la gente quiere tener las cosas claras, darles una explicación (metafísica, positivista, etc.) y no encontrarla o meter la pata es algo duro, muy duro. Por otro lado, si se es capaz de separar las excepciones de la regla, de aislar los casos que merecen la pena del común, uno estará en la senda de la amistad, de la lealtad, no sé bien, pero no será un error.

5 de agosto de 2010

Caerse el mito


El mensaje que se me ocurre enviar, ahora, a Karina Sacerdote es, sin duda, aquel adagio que dice que “uno deja de ser niño cuando mueren sus padres”. Entonces empieza el ser adulto, la verdadera independencia que crea una soledad para la que únicamente tú puedes poner remedio.

Es como cuando cae un mito, como JFK, un mito que rompe el molde y deja huérfano no al seguidor sino al que lo toma como modelo. Por muy mujeriego y muy demócrata (haciendo uso de la palabra ‘democratic’ norteamericana) que fuera el presidente Kennedy con él se fue una era que no suplió el casi anónimo Lyndon Johnson o el increíble (en varios sentidos) Richard Nixon.

Es que una puerta se cierra con candado y otra se abre de par en par...

6 de julio de 2010

Un encuentro


Ayer (creo que estando despierto) se me presentó en la cola del Banco el alma de Susana, invitándome a no sé cuantas cosas que, realmente, creo que no haré, no por falta de estímulo y difuminación entre la realidad y el deseo, sino porque podría perder la integridad. Hay mujeres evidentes, mujeres fantasma (como esa señorita que con tímida solvencia sirve el café de la tarde en el sitio de costumbre) y mujeres fatales. Lo peor de todo es el olvido...

Otra gente desaparece detrás del miedo...

28 de junio de 2010

Ediciones Irreverentes

Tengo que reconocer que una de las novedades más valientes y más interesantes de la Literatura Española del siglo XXI son los editores; los nuevos e íntegros editores. Y, como he expresado en otras ocasiones, uno de ellos, y muy significativo, es Miguel Ángel de Rus (otro día hablaré de otros).

Miguel Ángel ya era por los años noventa (aunque yo le empecé a seguir los pasos algo después) un escritor ingenioso, inteligente e interesante. Algunas de sus novelas son pedazos de buena literatura finisecular; delicias de ingenio y deleite que en nada envidian ni tienen que temer ante premios planeta condicionados, editoriales selectas (que ni arriesgan ni pagan) o autores apadrinados por estéticas pasadas de moda que incluso se explican en dos líneas en los manuales.

Pero lo interesante de Ediciones Irreverentes, la firma que dirige y patrocina De Rus, es que arriesga con nuevas voces realmente interesantes, ávidas de ingenio y teñidas de renglones de la actual mejor literatura, opinen lo que opinen los críticos canónicos que apenas se arriesgan, so pena que sus apadrinados queden en el cajón de los olvidos. Estos pretendidos críticos (en España se entiende por crítico todo el que mal lee algo) que en nada siguen al férreo Clarín o al exigente Larra, creen construir un nuevo canon estético con tres o cuatro nombres con temáticas redundantes, párrafos foulknerianos y demasiada metáfora (que en la prosa es un recurso aburrido, ralentizador e implacable). Y se equivocan.

Como se equivocan las editoriales de fuste (término de antes, más o menos del tiempo en que también era crítico Juan Valera) al apadrinar autores con títulos que sirven de ventas tres meses, se descatalogan diez días después y no se hallan ni en las bibliotecas. También iban de listos los que dijeron que nada valía “Cien años de soledad” o el que dijo que Harry Potter era un personaje aburrido. Deberían haberlos excomulgado e impedido su entrada, al menos, en la Biblioteca Nacional. O a leerse y resumirse “Rayuela”, de Julio Cortázar, un millón de veces.

Galdós fue crítico como Marqueríe, como Ignacio Agustí, o como Cela en “Papeles de Son Armadans”, lo que pasa es que aquellos construían la crítica; negociaban con las palabras que dirigían al lector hacia la calidad literaria; no sabían de este mercadeo de santos griales, masones y visigodos que en nada se parecen a la novela bizantina del siglo XVI, porque la gente se documenta en google o copia de mala manera.

Invito a entrar en la web de Irreverentes (www.edicionesirreverentes.com) y a que se genere opinión.

20 de junio de 2010

Sobre la traición


El otro día escuché decir la palabra “traidor” a dos políticos y, de quienes venía, me sorprendió porque es el ejercicio habitual que practican ellos mismos. El significado de tal término determina que alguien cambia una postura o posición acerca de algo hasta la postura o posición contraria sorprendiendo a quienes considerarían que jamás se llegaría a ello. El escritor Fernando Vizcaíno Casas diría, en otro matiz, que traidor es aquel que llama traidor a otro. Pues bien, no entiendo por qué la gente tiene en mente la sensación constante de ser traicionada a través de conspiraciones judeo-masónicas, cuando lo que realmente practicamos la mayoría suele ser la indiferencia que es bastante más significativa, cruel y refinada que la traición.

Me pongo a pensar en cuánta gente ha traicionado a otra, en el plano histórico, como Bruto a Julio César, los de UCD de Adolfo Suárez, etc.; y, según se analice, la Historia cambió no sé si para bien pero lo hizo.

En definitiva, cuando el otro día escuché esa palabra, varias veces, porque en un reportaje de telediario también se dijo, creí que quienes la decían se la aplicaban a sí mismos autodefiniéndose, como el vocablo a la medida perfecta para luego ponerlo en la tarjeta de visita. Lo que pasa es que hay tan pocos políticos interesantes que la única traición que pueden realizar es irse a su casa a decir todas las necedades que dicen y, como es una salvación para la Nación, más que traición sería una bendición. Lo que pasa es que desear vivir de la cosa pública es muy goloso...

6 de junio de 2010

Sobre la 'Pasión'


Es cierto; no es algo que sólo se diga en la Argentina.

Un tipo puede cambiar de camisa o de chaqueta; una persona puede cambiar de piel, de cara, de aspecto. Un ser humano puede cambiar su ideología, su religión, incluso. Todo el mundo puede cambiar de trabajo, de casa, de ciudad o de país: se puede vivir en otro continente. Un joven puede cambiar de mujer, de novia o de criterio... Se puede cambiar de deseos...
Nadie, absolutamente nadie, puede cambiar de pasión.

26 de mayo de 2010

Más sobre Lengua

“Perder la cabeza” es una expresión que viene a decir dos cosas: 1) que alguien, por despiste, descuido o desinterés, ejercita poco la memoria y, por tanto, va a perder capacidad memorística y 2) que alguien, a sabiendas (y con buenas dosis de irreflexividad), admira o idolatra a otra persona (amor, líder, héroe, etc) ensalzando sus virtudes y rebajando a una mínima expresión sus defectos. La Lengua Española, a pesar de los muchos avatares y contaminaciones procedentes de otras lenguas, es rica en este tipo de expresiones de doble sentido. El otro día, escribiendo el “abstract” en inglés de un artículo mío, no caí en la cuenta de que “golpe de Estado” no existe como tal expresión en la lengua de Shakespeare, sino que se sustituye por la expresión francesa “coup d'état”. Esa es la riqueza de nuestra Lengua y una de las circunstancias de su crecimiento en número de hablantes.


Es muy posible que, ayer, hablando sobre las lenguas de España y la “normalización lingüística” que ejercitan las CCAA, pecase de injusto en la valoración de los años de humos que vivieron el gallego, el catalán y el vasco. Es preciso que aclare que, efectivamente, institucionalmente hubo un férreo control censor sobre el uso normativo de la lengua y con más mecanismos en el caso de la Literatura (y a pesar de la creación de revistas, periódicos e instituciones como la Academia Gallega, para el caso galaico), que perjudicó un uso normal de esa lengua especialmente en los núcleos urbanos más castellanohablantes. No obstante, la tesis que sostuve o quise enunciar es aquella que incide en que las lenguas romances (o no) cooficiales en España no murieron gracias a que se siguieron hablando (sobre todo en el medio rural, pesquero, etc) contra corriente. Y que, por ello, más que una normalización férrea (gramática, ortografía, etc.) también debería realizarse una normalización académica (asunción de nuevos términos, etc) que permita que esas tres lenguas se conviertan en elementos comunicativos preferidos por los hablantes, más que sugeridos por los mismos.

25 de mayo de 2010

¿Normalización Lingüística?


Entiendo por “normalización lingüística” que, en determinadas regiones, no sólo españolas sino también del resto del mundo, un hablante pueda desarrollar, con la misma destreza comunicativa, una absoluta competencia lingüística en dos lenguas. Esto mismo se denomina, comúnmente, bilingüismo, y yo creo que enriquece al hablante, por lo que siempre he defendido el bilingüismo español-inglés en aquellos centros educativos que existen en regiones con una única lengua oficial. Lo peor de ello es que en España hace ya demasiado tiempo que la lengua se ha convertido en arma política, bagaje indispensable entre próceres enconados que quieren marcar como diferenciador algo que, en realidad, aglutina o debe aglutinar. Es decir, que los políticos, en lugar de fomentar la cultura la censuran.

En tres regiones españolas (Galicia, País Vasco y Cataluña) la unificación peninsular bajo el reinado de los Reyes Católicos y, en 1713, tras la Guerra de Sucesión la subida al trono de la dinastía Borbón, el uso de la lengua propia de allí se vio menoscabado, pero nunca eliminado. Sencillamente, si hubiera sido eliminado habría desaparecido esa lengua y, sin embargo, han llegado hasta nuestros días con un interesante desarrollo y escasa contaminación procedente de otras lenguas (aunque sí del castellano). Lo que sí que cercenaron aquellas autoridades fue la plasmación de esas lenguas en obras literarias y, sin embargo, considero que la recepción castellana de las obras de escritores castellano-parlantes como Lope de Vega, Góngora, Quevedo o Cervantes hubiera ensombrecido cualquier obra española en otra lengua. De todos modos, salvo el caso de la lengua vasca, en las otras dos hay una rica literatura, salvo en el periodo comprendido entre los siglos XVI y XVIII.

Luego de todo ello vino la Reinaixenca, etc., y hasta nuestros días todo lo sabido... Ahora bien, cuando hablamos de “normalización lingüística” en términos absolutamente políticos veo una falta de conocimiento absoluta: por una lado es obvio que los habitantes de las tres antedichas regiones deben usar con normalidad ambas lenguas y, en caso de duda, la que establece en primer lugar la Norma Fundamental del Estado, que es la Constitución y no un Estatuto. Y ese caso es el español. Por otro lado, el uso va por caminos diferenciados, pues en los últimos diez años el crecimiento de hablantes, según las estadísticas medias, de las tres lenguas cooficiales, ha supuesto un incremento de 250.000 hablantes en cada caso (lento, a pesar de los esfuerzos), mientras que el español, cuya extensión es mayor por obvias razones transoceánicas, ha crecido 100.000.000, pasando de 400 a 500 millones y siendo ya la tercera lengua del mundo en número de hablantes. Es decir, que sustituir el bilingüismo por un aplazamiento no es más que empobrecer al hablante y no ir contra la lengua española, que crece más allá de planteamientos políticos. Cambiar el bilingüismo por la diglosia es un error que puede acabar con la propia lengua, como ya le ocurrió al Latín.

Eso no quita que yo defienda que en los centros educativos deba impartirse gallego, catalán y vasco; incluso no sólo la asignatura bajo ese nombre, sino algunas particulares como geografía de esa comunidad, literatura de esas lenguas, etc. Pero el español, las matemáticas, la física, etc., pueden muy bien impartirse en castellano o a la libre elección del estudiante. Es evidente que si bajo la dictadura no desaparecieron las lenguas cooficiales a pesar de la imposición, tampoco van a crecer ampliamente esas lenguas por mucho que se quiera imponer por decreto lo que el ciudadano debe adoptar de forma voluntaria. Otra cosa es que el ciudadano elija, porque si elige libremente el catalán, por ejemplo, será muy competente hablando en catalán.

10 de mayo de 2010

Polémica entre escritores


Dos artículos de Joaquín Leguina y Almudena Grandes en El País.
El pasado día 24 de abril Joaquín Leguina escribió un artículo en EL PAÍS titulado “Enterrar a los muertos” en el que desarrollaba una serie de argumentos que suscriben la inmensa mayoría de los españoles. Allí se basaba en cuatro argumentos sólidos y ponderados, como suele ser habitual en él, para justificar la mesura al hablar de la guerra civil: 1º que la Ley de Amnistía fue un esfuerzo de generosidad por parte de todos y no un paréntesis como quieren establecer muchos; 2º que en los dos bandos hubo canallas que cometieron actos criminales al socaire de ideologías o poderes que no emanaban mas que de sí mismos; 3º que algunos republicanos no deben incluirse dentro del homenaje a la gente de bien (García Atadell, por ejemplo) y 4º que, efectivamente, no todos los votantes y simpatizantes del PP son añorantes del franquismo. Creo que estos argumentos son fácilmente asumibles por cualquier ciudadano español republicano o monárquico, de izquierdas o de derechas. Pero... salió la voz discordante.

La magnífica (y politizada -lo cual no es impedimento, dicho sea escrito al caso, ni le resta calidad a su literatura) escritora Almudena Grandes, autora entre otros de “Las edades de Lulú”, sale al paso de lo escrito por el ex presidente de la Comunidad de Madrid (en otro artículo titulado “La condición miserable” en EL PAÍS también) hablando acerca de que Leguina era muy dócil cuando ejercía el poder ejecutivo en Madrid y poco más que ha variado su postura en la actualidad. Creo que la escritora no recuerda la indocilidad de aquel líder de la FSM que resultaba una china en el zapato de Felipe González, que siempre hablaba alto y claro (recuerden sus manifestaciones sobre Rodríguez Zapatero) y resultaba incómodo. El caso es que, estando yo en desacuerdo con Almudena Grandes, no voy a entrar en desmentir su postura política aunque sus argumentos no sean elegantes ni hayan sido pensados antes, como sería de esperar en intelectuales. Sí analizaré, por otro lado, la referencia a “Días de Llamas”, la magnífica novela de Juan Iturralde sobre la que hablé en mi Tesina Doctoral que me valió el DEA.

Dice Almudena Grandes que no conoce ningún caso parecido al que plantea el autor salmantino en la figura del protagonista de la novela. ¿Significa eso que la escritora opina que el argumento de la novela es pura ficción? ¿Significa eso que la escritora plantea que todos los que iban a las checas de Madrid si tenían apoyos salían vivos? Creo recordar que con posterioridad a 1937 ocurrieron muertes como la del protagonista de “Días de Llamas” en los dos bandos, por lo que le recomiendo un lectura sosegada de EL PAÍS del 4 de noviembre de 2007.

Ahora bien, aherrojarse el derecho a establecer quien traiciona o no traiciona a Luis Cernuda, acusando a Leguina de haberlo abandonado por aquel título de “Tu nombre envenena mis sueños” me parece fuerte, porque a nadie he escuchado ni leído, últimamente, reconocer a Camilo José Cela el haber hecho uso de “Papeles de Son Armadans” para que se escuchara la voz y se leyera la literatura del exilio en la España franquista. Eso sí, que se ofreció voluntario a los denominados nacionales... Creo que el leer, seguir y aplaudir la Literatura es consustancial al lector, al intelectual, y uno no traiciona, por ejemplo, a Federico García Lorca porque prefiera el creacionismo de Gerardo Diego antes que el surrealismo del granadino.

6 de marzo de 2010

Unos ojos de mujer fatal...

¿Por qué tiene ojos de mujer fatal? ¿Por qué tienen las cosas tanta intriga? Es cierto que yo tengo el ego un poco subido; es cierto que la información vuela a velocidades indeterminadas; también es poco normal que alguien como yo no entienda de matemáticas o sea sólo competente en historia contemporánea pero... es que me bloqueo cuando miro unos ojos de mujer fatal, que son el peligro de que mi vanidad se olvide, son el lugar donde se estrellan mis incendiarias señales de humo, son, con el permiso de la audiencia, un nuevo horizonte.

1 de marzo de 2010

Don Ramón Menéndez Pidal


Es el padre de los estudios históricos modernos y de la Filología Española en sí. La Escuela Histórica que él fundó con sus estudios nos han permitido sentar las bases de los estudios de los que partimos para constituir hoy el corpus de la Historia de España y de los estudios literarios contemporáneos. Su figura brilla, por suerte, a nivel internacional y es ejemplo para todos. Es don Ramón Menéndez Pidal (1868-1969).