25 de diciembre de 2015

Egos

Demasiado ego -o el pavo subido, llámale como quieras- entre la gente. Da igual que sea Nueva York, Madrid o una ciudad de provincias: gente por encima del bien y del mal, a quienes si te pones has de sacar alfombra roja y ser tú quien se dirija siempre -ya te responderán si les da la gana, of course- y así continuamente. Gente meridianamente mediocre, prejuiciosa, juzgadora y vengativa; anteponen interés y creencias preestablecidas y... al final, la misma cantilena de siempre, de siglos vaya. Te paras a pensar que otra gente que vale algo se ha largado a otro país en busca de suerte, o es gente tímida o muy humilde en sus criterios... gente que quizás no se vea en esas mismas calles, gente menos bulliciosa, gente... al fin y al cabo. Egos que hay por ahí, improductivos e irracionales, gente que cree que su criterio está por encima del común: gente que no vota, por ejemplo, pero que critica... Egos, que no se acaban ni al final del año, como las malas hierbas. Rebeldía, pido -pedimos todos- y así cambiará todo, incluida esa gente.

1 comentario:

Mercedes Campos dijo...

Sí, hay muchos de "esos" por el mundo. Y hay otros muchos, más incluso diría yo, que son buenas gentes. Creo que lo que ocurre es que "los otros", esos que van de divas, se hacen notar más, que hacen más ruido, que los gentiles somos más calladitos ;-). Pero sonreímos, reímos y damos las gracias y pedimos perdón. Y al final, somos personas como tú y yo, y tantos otros, los que sentimos (porque no se puede llamar de otra forma) los egos de aquellos. Hagamos lo que haga falta para ignorarlos, para que no nos afecte su hedonismo y egocentrismo. Centrémonos en los que sí son dignos de ser admirados y queridos. ¡Feliz Navidad de una de tus fans madrileñas! Y mucho cariño servido con chocolate caliente y unos churros para mojar. :-)