28 de agosto de 2013

"Pensarlo y hacerlo"


Mientras aún es temprano y yo voy caminando pueblo abajo, me encuentro con los niños de la mañana, que juegan en la calle, apurando los últimos días antes del colegio (devaluado por falta de todo, ¿estaremos de acuerdo?). En el parquecillo que hay más hacia adelante dos o tres ancianos recuerdan otros tiempos (no mejores, pero ellos eran jóvenes y les poseía la ilusión de sus sueños): al verme me saludan, alguno incluso por mi apellido, lo cual me sorprende. En definitiva, no sé muy bien quienes son porque mi generación está entre esos dos extremos de la sociedad y, además, uno no ha vivido siempre en este mismo sitio, lo cual ni me ha facilitado ver a unos nacer ni a los otros envejecer.  Y según voy contando mis propios pasos (con el periódico debajo del brazo: sí, soy heavy y aún lo leo) me doy cuenta de que ni esos churumbeles están protegidos (ni parque ni futuro ni inversiones) ni los ancianos parecen haberse ganado la vejez que merecen (después de levantar nuestra nación en una larga posguerra y, por cierto, algunos también a levantar esa otra nación que manda mucho y a la que tuvieron que parar los pies los yanquis; se me ocurre así, de repente). Respiro hondo, doy el primer sorbo a mi café y me viene a la mente esa frase argentina que dice que "si emociona pensarlo, imagínate hacerlo". Sonrío entonces con cara de malo...

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