25 de agosto de 2013

"Versiones de un mundo en crisis"


Lo malo que tenemos los insomnes es que vemos amanecer demasiadas veces, lo cual no deja de ser, por cierto, un triunfo: nace un día. La mañana invita a pasear desde temprano y me decido a ello (así compro el periódico, que trae más de lo mismo; antes de que se acabe); algo más tarde la veo: un muchacha de veinte o veintipocos años, a la que conozco (menos que más, vale) y entonces me dice que si me dejo invitar a un café. Me cuenta, mientras intento despertarme con el café fuerte e intenso, de aroma ácido, sus planes de futuro (ahora el futuro es más amplio y te pilla más lejos, especialmente con los gobernantes que nos han caído en suerte) y no detecto realismo en nada (las cuentas de la lechera y poca conciencia social). Cuando le digo que la vida no es tan fácil, que ya no hay héroes (que el protagonista es el que no se lleva a la chica ni resuelve el caso -en las pelis policiacas y en la calle-), que si eres tibio te comen por los pies y que dar la cara y decir la verdad no es políticamente correcto, me mira como diciendo: "este tío es un bicho raro". Tampoco parece ser mucho más comprensiva cuando le digo que la crisis va para rato y no ha llegado a todos y que algunos se lucran hasta por que pasen hambre otros, allá donde sea. Empate a cero: ni ella me comprende porque creo que no se ha dado cuenta de que el siglo XXI es una putada, como lo fue el XX (del que ella tiene, por edad, leves retazos) ni yo estoy dispuesto a pensar que esto es una peli de Disney y que el The end vendrá detrás de un final imprevisto, apabullante y sorprendente. Al llegar a casa, mientras me cambio, repito "no-no-no-no-no". Me convenzo a mí mismo que no soy yo el que tiene dar el paso para cambiar el mundo, plantar cara, dar caña (como sea que se le llame), porque... ¿con gente tan tibia dónde vamos? Yo, a lo mío, salvo que no me rindo ni me resigno ni me conformo ni me da la gana...

No hay comentarios: