7 de noviembre de 2009

La poesía de... Leer a Yolanda Castaño


Nota a priori: “Profundidad de campo”, Visor, Madrid, 2009. 10 euracos.
Últimamente voy a remolque de todo y yo lo achaco al Otoño atípico de la meseta que tan mal me está sentando en 2009. El caso es que la edición de “Profundidad de campo”, de Yolanda Castaño, en Visor, está en las librerías y ayer la compré en La Casa del Libro de Gran Vía, unos minutos antes de la atípica y multitudinaria presentación de uno de los libros de Ediciones Irreverentes, la editorial del genial Miguel Ángel de Rus. El caso es que llego tarde a echar un vistazo al poemario bilingüe de Yolanda, ya que en algunos otros blogs hace días que se hicieron eco de él e incluso le dieron fecha precisa a este libro: 2007 (en el mío pone 2009).

Ya lo sabe bien Gracia Iglesias: últimamente llego tarde, mal y nunca a todo e, incluso, le provoco a ella que llegue tarde a sus citas. El caso es que esta poesía de “Profundidad de campo” me dice muchas cosas y me hace llegar muchos ecos de poesía urbana, de asuntos cotidianos, etc., que, personalmente tanto me gusta (probablemente por haberme empapado de la de Luis Alberto de Cuenca). Ya, de entrada, el poema “Reservado”, con el que se abre el poemario, es el que más me gusta de toda la obra de Yolanda que he leído hasta hoy. Lo que ocurre es que la interpretación de este libro de la poeta gallega ya la haré más adelante, a pesar de haberlo leído anoche y de haber tomado algunos apuntes más sobre él. La cosa está en que diga lo que diga siempre va a salir alguien que, presuntamente, es más listo que yo y que, presuntamente, sabe interpretar mejor que yo y que, presuntamente, los nombres que propone son mejores que los míos y que, presuntamente, se sabe mejor que yo las lenguas que se hablan en la Península Ibérica y que, presuntamente, ha leído bastante menos que yo pero que por saberse a Sartre de memoria (pongo por caso) es el culmen de la filología, la crítica y del acervo popular hispánico (juas).

Como ese ego tan grande que tengo está en hora bajas, yo a leer, que es muy constructivo, y a opinar cuanto menos mejor. Ya he captado el mensaje de que ser independiente en este país y decir lo que uno piensa, con corrección, sólo origina críticas y animadversiones. Allá cada cual…

(¡Vaya post más negativo me ha salido! A ver si después del puente y de los vértigos que sufro estoy más positivo).

4 comentarios:

Diamante de sangre dijo...

Hola!!! que alegría haberme encontrado tu comentario, he estado apartada de mis blogs bastante tiempo, no me he sentido bien de salud, aún voy recuperándome poco a poco, ver que no te olvidas de mí me ha llenado el alma, jeje, se que no te he visitado, pero por el mismo motivo que no actualicé apenas mis blogs.
Sabes?? hace tiempo que no leo poesía, no se porqué exactamente, tan solo me he centrado leer novelas y novelas, jajaja, pero me has metido en ganas y nada mas pueda me compro el libro de Yolanda.
Espero que estés bien.
Un besazo

Gracia Iglesias dijo...

Lo de la falta de puntualidad no fue culpa tuya, lo sé y lo sabes.
Por lo demás, a veces pienso que eres un poco masoquista, no tengo que explicarte por qué ¿no?

Literatura dijo...

¿Genial? ¿Yo genial?
No puedo creerlo.
Si cuando te vi el viernes estabas sobrio.
¿Cómo puedes decir algo así?
Además, huiste...

Teodoro dijo...

Al no conocerte no pude coincidir contigo ese día, a esa hora, en la Casa del Libro. Tu curiosidad literaria te hace transitar por ese territorio en el que como una balsa recorre el cauce de tu curiosidad a una velocidad de vértigo. Creo que me decidiré y me internaré en este texto, como quien come de un alimento silvestre y desconocido, así como estoy, abierto a las sorpresas, a los desconciertos, a las no queridas desilusiones. Y es que antes de internarme en lo desconocido, en la literatura sin prevenciones, hay un momento numinosos, sí todo antes de que el texto se instale en mi conciencia con su fardo de palabras ordenadas de una manera que !vaya usted a saber¡ Ya te contaré.

Gracias