30 de abril de 2012

"La mejor venganza es el tiempo"


Para Alexandra

 La verdad es que algunas veces las cosas pasan demasiado rápido y uno tiende a racionalizarlas algún tiempo después, aunque a decir verdad he conocido a gente que no las ha asumido nunca: como esa gente que guarda eternamente rencor por algo. Simplemente con que alguien te diga que otro alguien te guarda rencor la cosa asusta, ¿o no? Me da igual. Pero el caso al que voy es verídico y reciente. Algunas tardes al mes trabajo como asesor en una compañía de Brooklyn en donde un grupo de reputados sicólogos pasa consulta. Mi misión allí es elaborar estadísticas e informes. Como dicen los chavales de los institutos, fliparías si te diera las estadísticas. Una de ellas, para abrir boca, es que los que se casan en segundas nupcias y por lo que sea prorrumpen en adulterio suelen hacerlo con la primera pareja, por eso he empezado diciendo lo de que es difícil asumir ciertas cosas. El caso es que una tarde se presentó en la consulta una antigua novia mía; una de esas mujeres con las ideas claras y un futuro prometedor: de esas que te dejan porque ni entras en sus planes ni les sirves para ellos. A mí, plin. Me saludó, entró en la consulta y al salir se despidió: no me reconoció o quiso evitarme, allá ella. Cuando Helen salió y me pidió la redacción (confidencial, aclaro) del informe me contó el problema: ansiedad provocada porque su actual pareja la había dejado. En ese momento abrí la ventana, miré al frente impasible y grité con todas mis fuerzas: “¡jódete cabrona!”.

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