3 de mayo de 2015

Una historia de pasiones

Siempre que pienso en Lauren me viene a la mente Gabriel García Márquez: los dos son colombianos y escritores, aunque ella habite en Lisboa. Hoy algún resorte interno me ha llevado hacia El amor en tiempos del cólera; ocurre que uno se levanta en días como hoy y al observar sus manos se da cuenta de que el tiempo pasa y que ciertas rutinas nos atenazan: es el momento de cambiar o de sucumbir al tedio. A veces, te das cuenta de que viejas pasiones se diluyen, de que has perdido el interés o la intensidad; buscas, en definitiva, otras miradas que te rejuvenezcan el cariño. Acepto que hay alguien que cuando cruza su mirada con la tuya te hace poner nervioso, pero es quizás porque crees que ella es diferente y cuidas que su diferencia no se aleje mucho de ti: fue Paula quien te lo descubrió. También es natural que la irresistible juventud de Alicia te ponga las pilas, sobre todo cuando te habla de lo que ha leído, con esa naturalidad de su pasión por los libros, la que se siente a los veinte. En esta etapa de la vida, para Paula y para mí los libros son el suplicio de una oposición que nos corta el sueño y provoca pesadillas... Cuando pienso en viejas pasiones que se alejan -o que debo alejar- recuerdo El amor en tiempo del cólera como hoy: con veinte años uno piensa en ser como el protagonista, por la espera; ahora uno siente que ya no esperaría una vida entera, en ningún sentido: uno se levanta una mañana soleada y radiante como la de hoy y descubre lo hermoso en lo que antes no lo era y cierta imperfección en lo que antes creía que lo era. Y no es un estado carencial: simplemente que, a veces, uno debe hacer borrón y cuenta nueva, o de lo contrario la rutina y sus impurezas te convertirán en lo que jamás quisiste ser.

2 comentarios:

encarnisabina dijo...

"Borrón y cuenta nueva"...me ha gustado mucho el post.

Besos

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Gracias, compañera de fatigas.