La realidad o el deseo. La lucha entre ambas es inconstante, inconsciente, insalvable... La realidad es lo que nos catapulta al abismo de lo peligroso, de la vida útil pero difícil, de lo curioso y extraño, del amor correspondido-no correspondido. El deseo es nuestra proyección más allá de lo que humanamente sepamos o deseemos. Y aunque un gran poemario del no más alto Luis Cernuda, la realidad es la que nos debe hacer estar a ras del suelo, ser concientes del ‘ser’ y del ‘decir’ y luchar hasta conseguir lo que se nos ponga por delante. El deseo es la proyección de nuestro ‘yo’ más allá del amor, de la realidad y de la muerte. Por eso hemos de optar por una de las dos sin combinación de ambas. Y en este sentido de forma instintiva optamos por la segunda buscando una felicidad que puede o no ser real, pero que es la que anhelamos. La realidad lo sepulta y lo mata todo. El equilibrio, repito, está entre la realidad y el deseo. Entre saber estar en un sitio y desear estar en otro, entre saber lo que nos toca vivir y saber qué es lo que queremos vivir.
4 comentarios:
Wow... esto estuvo profundo... me voy a ir a dormir meditando un poco en este topico
si no existiera el deseo, ¿existiria la realidad?
bessos lascivos
jajaja entonces, nada de matrix, no?
Sí, hay que saber distinguir y saber equilibrar.. pero, seremos capaces?
Hola!
... y en eso se nos va la vida buscando ese equilibrio entre la realidad y el deseo. Es ahí cuando la racionalidad toma posesión matando el deseo llevándonos a la realidad y nuestars ataduras de lo cotidiano.
Comparto tu dilema!
Saludos
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