26 de octubre de 2008

El vicio crítico



El valor de la palabra escrita es incuestionable provenga de donde provenga y se realice con el sentido que se realice. Gracias a Internet se está produciendo una eclosión de la crítica literaria que deriva en un mayor conocimiento de los autores en boga o en el rescate de los nombres de siempre, pero afortunadamente con una mayor enjundia crítica y valor reivindicativo. ¿Por qué soy crítico? Únicamente no porque colabore con varias revistas literarias de varios países, sino porque mi perfil filológico más que un maestro, que también soy (y no profesor porque me gusta enseñar a los alumnos la Literatura y la Vida), me ha convertido en un crítico con nuestra Literatura. Es aquello que se denomina el vicio crítico (Vid. Miguel García-Posada, ‘El vicio crítico’, Madrid, Espasa-Calpe, 2000) y lo es más si además te apadrinan nombres como Miguel García-Posada, Francisco Caudet, Luis Alberto de Cuenca, Joaquín Leguina, etc. Yo, sin embargo, acepto que todo el mundo colabore en la tarea crítica, no como desafortunadamente ocurre entre los miembros del gremio, excesivamente corporativistas y trabajadores dentro de un círculo concéntrico. Como siempre he intentado rescatar nombres que merecen la pena se me denomina anticanónico. Verdaderamente la tarea crítica está pensada para que la realicemos todos y que la pluralidad de voces críticas nos permita un mayor conocimiento de nuestras letras. Echo de menos, por otro lado, y sin que tenga hilazón con lo anterior (puesto que jamás pondría en duda la alta capacidad analítica de ambas), que, por ejemplo, las webs de Fátima Fernández Méndez o Lauren Mendinueta recojan críticas sobre nuevos nombres que ellas mismas conocen y con los que comparten en algunas ocasiones eventos; su mirada crítica sería interesante para ir conociendo las relaciones entre poetas. El valor de sus webs es altísimo y referente y por ello las reto a sacar de su fuero interno el vicio crítico que llevan dentro. También echo en falta que en www.literaturas.com saquen más literatura de aquellos que yo denomino los nuevos nombres o nos traigan a colación aquellos que las antedichas poetas rescatan del olvido, porque a veces en España desconocemos algunos valores seguros de allende los mares. El crítico debe estar dispuesto a enjuiciar la literatura de un autor y de un tiempo, pero no con benevolencia. La crítica debe ejercerse con la neutralidad que exige el valor exegético de unas letras impresas con una intención comunicativa y lúdica, y en nuestros tiempos estamos cayendo en el error de sacar a la luz todo lo que consideramos bueno: a nuestros amigos, nuestros libros favoritos y aquello que nos gusta. Por ejemplo, detesto el modo de escribir que tiene Javier Marías y el endiosamiento en el que ha caído, pues habla ‘ex cathedra’ cada vez que los plumillas de ‘El País’ lo sacan para que no patalee... Debería realizar yo, y esto es una autocrítica, un post en el que enjuiciara con perfil crítico y filológico porqué la copia de William Faulkner que es Marías es inferior al original. Y como eso todo. Hace unos años el valor de la crítica teatral de Alfredo Marqueríe era incuestionable, aunque injusto a veces, pero en nuestros días la crítica descafeinada es lo que se lleva. Aún no he leído una critica sobre Andrea Cabel en España y, eso sí, afortunadamente ‘ABCD’ se hizo eco de Lauren Mendinueta pero no de su magnífico libro ‘La vocación suspendida’. Eso es. Tampoco hay que separar al escritor humano y relacionado con un entorno y en una época de su obra: no sería justo separar al Borges vanguardista y conservador del Borges poeta y narrador, pero sin caer en el grotesco morbo de inmiscuirse en la vida privada de un autor que lo es puertas afuera de su casa.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Me parece francamente interesante tu blog. Combina literatura y política, mis dos pasiones favoritas. Soy Pedro Moya, y hace muy poco que puse en marcha mi propia bitácora, dedicada a la actualidad política y la realidad histórica, social, económica y cultural. Es http://apuntesenlibertad.blogspot.com/. Espero contar con tu participación.

Val dijo...

Creo que cualquiera puede ser crítico mientras sepa de lo que está hablando, mientras conozca el tema y pueda defender su postura, todos tenemos derecho a dar nuestra opinión.

Mi gato se llama Mateo porque... no sé por qué! jaja. Surgieron varios nombres entre mis hermanos y yo... y bueno, ése fue el que más nos gustó y más pegaba :)

Saludos!

Úrsula Starke dijo...

Sí, que bueno es tener un vicio, no? Pasé por aquí, para que sepas, y me lo leí todo! Besos desde Chile!