16 de mayo de 2011

Praga



Estuve en Praga en 2002 y me resultó una ciudad realmente apasionante. A pesar de las dos invasiones que sufrieron, o las dos plagas, según lo entendamos (nazis y comunistas), la ciudad manifiesta un ambiente plagado de Historia (recuerdo la casa de Franz Kafka) y de una arquitectura mitad siglo XIX y mitad inicios del XX. Fui allí a ver a una (entonces) amiga que estudiaba en la Universidad de la ciudad (Universidad de Carlos) y quizás lo que más me llamó la atención fue el tranvía, desaparecido hoy en España. Entonces aún gobernaba el carismático Václav Havel y sé que he de volver, al menos esa es la promesa que hice en el Puente de Carlos, antes de visitar Josefov y Malá Straná.

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