20 de diciembre de 2013

"Lo que nos queda por decir"

 
Como a todos, te quedan siempre muchas cosas por decir. ¿Cuántas veces piensas en que quieres o tienes que decirle algo? ¿Cuántas veces imaginas su rostro ante lo que le dices, con la emoción de una sonrisa, de un guiño cómplice, del conocer entre vosotros? Parece mentira que en la era de la comunicación haya silencios que dejan las cosas a medias, que un mensaje -de móvil, o de whatsapp, o de correo...- no sea capaz de suplir las muchas cosas que tienes que contar; la emoción de unos ojos que te miran y a los que tú miras también. Son silencios que sobran, calma innecesaria, porque la vida es pura palabra y a ti, además, todo lo que no sea hablar no te dice ni la mitad de lo que manifiesta la lejanía. ¿Cuántas veces te ha alegrado el momento una mirada, un gesto, un guiño? ¿O su forma de decir sin hablar? El lenguaje no hablado venció tu timidez cuando creías estar perdido, ahora son las cosas aún por decir. Conocerse por lo que tengo que decirte... y escucharte: la emoción de escuchar lo que tienes que decirme, porque cada historia tuya es un pedazo de vida y cada pedazo de vida es el momento que habitamos, el aquí y el ahora, ¿o no? ¿Cuántas veces no te habrán dicho 'se me olvidó decirte...'? ¿Cuántas? Claro que yo, entre la realidad y el deseo, entre la ficción que dice y la realidad que enmascara, hablo en relatos, pero ¿acaso no es más hermosa la palabra en tiempo real? En español, o en inglés o en francés, ¡qué más da! Porque nos falta tanto por decir, hay tanto que decir, es tan necesario que nos digamos... es tan hermoso decirnos.

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