28 de diciembre de 2013

"Sonidos del silencio"


El nacimiento de la mañana da lugar a cientos de historias, entre una mitad de la gente que se despereza y la otra mitad que aún duerme. Ese silencio que te permite la creatividad y, al mismo tiempo, comerte la cabeza ('no merece la pena', resuena en tu interior, pero no la sacas de la cabeza). Es el sonido del silencio; en el que te das cuenta de cómo la mayoría de la gente va a su puta bola -pero, ¿esto no era una sociedad?- y hace uso de la indiferencia o de la excusa para subvertir las obviedades más extremas. Lo mismo da que te halles en la cola del pan o en la de supermercado, lo mismo da... Lees flipando cómo quien no responde a los whatsapp pone en su estado que le molesta la gente que no responde los whatsapp; observas cómo quien te debe un dinero que le prestaste, porque -según creíste- era urgente se cruza de acera para no saludarte; observas cómo aquella persona que te ha pedido opinión y consejo y ha llorado en tu hombro está ahí al fondo, sin saludarte, pensando que es mejor que la gente no sepa nada, de que la has ayudado tú... Es como si la jodida y eterna crisis, además de la falta de pasta hubiese traído el hastío, la indiferencia, la mala educación, el no saber estar... Crees estar preparado (o preparada, según quien lea) para entender una sociedad que, al final, te rindes y reconoces que no entiendes. Tú debes y tienes que estar presto para lo que sea, tú debes poner la cara positiva y la energía para sacar las castañas del fuego de los demás; tú, como si únicamente la unipersona configurase la sociedad; y los demás han de recoger los frutos: hay días -como dice un amigo tuyo- que están prestos a acostarse contigo, a amarte profundamente; otros, sin embargo, te odian y lo dicen por lo bajo en los cafés. Son esos sonidos en el silencio que ha traído la puta crisis, o tú así lo crees.

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