16 de junio de 2015

Adoptar una Musa

Transitaba detrás del fantasma de una decepción vital cuando apareció alguien a quien escribir. Dicen que, antiguamente, a eso llamaban musas y a mí, como a Picasso, su presencia me llegó cuando estaba despierto y trabajando. Aquella tarde de otoño pensaba que no estaría mal que la lucha fatídica entre la realidad y el deseo -sobre todo la parte bonita del deseo: la de soñar despierto- tuviese el perfil femenino de una Musa. Había dejado de creer en el ser humano, hasta que ella supuso que aún quedaba la prórroga:  no sé si alguien oyó mis lamentos, no sé si en alguna parte mi insatisfacción creativa encontró eco, no sé qué fue... pero allí estaba. Como para Lope o Espronceda, como para Cernuda o Luis Alberto de Cuenca había alguien a quien escribir: con una sonrisa, con el eco de sus pasos, con su timbre de voz, con una gran conversación... Es cierto que la Literatura, sin ficción, no tiene mucho de real: sin verosimilitud -que decía Galdós- no habría ni historia ni homenaje... sin ella tampoco. Reconozco que hay flashes que me llevan a poner negro sobre blanco cosas que pasan, con protagonistas femeninas, que son más inteligentes, más creativas, más sensatas y, como decía Paul Auster, son las que cuando la cagamos los hombres lo arreglan todo sin desplancharse. Cientos de historias con su eco no habrían nacido ni se habrían leído -miles de lecturas- sin la presencia de la Musa: con sus días grises y soleados, detrás; con su mejor o peor rollo; con su silencio o griterío... Y es que, sin mi letra ni su música, ni ella ni yo existiríamos aquí y ahora.

4 comentarios:

Bitxito dijo...

Me quedo con Galdós, que me hizo daño y me hace sentirme una Fortunata casi sin pensarlo. Y con tu Musa, para que nos sigas dando cuentos.

Besos.


M.

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Galdós será siempre uno de los 'más mejores'... y si tú fueras un personaje de novela, serías la maestra de "Historia de una maestra" de Josefina Aldecoa, no Fortunata. Ojalá mi Musa esté ahí siempre, sí. Bs. P.

Mercedes Campos dijo...

Ojalá que siga ahí siempre, sí. Francisco! No dejes de escribir en este blog. Será repetitivo lo que te voy a decir, y tal vez sin sustancia alguna, pero me encanta leerte, a veces me haces llorar... sí será que soy un poco pánfila y sensiblona, pero me encantan esas lágrimas que me salen al leer algunas de tus historias. Gracias, gracias!!!

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Muchísimas gracias, Mercedes. Es un lujo para mí tener lectoras como tú. Intento, aunque no siempre lo consigo, que las historias sean verosímiles: que sean temas que nos afectan a todos. Siento no poder comentar más en los Blog de quienes me leéis, pero prometo hacerlo en cuanto tenga tiempo libre. Gracias a ti...