8 de diciembre de 2017

Lo que no hablamos

Con este frío, mientras nos entretenemos en el tema insaciable y (ya) hasta impertinente, dejamos de hablar de las cosas que importan. No sé, los empleos precarios; los servicios públicos como Educación y Sanidad; si nacen o no niños; o si la gente puede o no desarrollar su proyecto de vida con esos salarios de mierda, a los que les falta mes después del sueldo. Sí, ahí están los de la televisión; los de siempre, con el mismo mantra, dale y dale y dale, porque les va genial estar con ello hasta el verano, como está un niño con su juguete el día de Reyes. Lo demás que espere: pensiones, mejores trenes y carreteras, cuidar a nuestros mayores e, incluso, proteger a nuestras mascotas... y algo tan urgente como acabar con la violencia de género, con mil fórmulas. Pero no, haga frío o no, el mismo tema: redundante entre el tonto, el feo, el malo y el fuera de juego, que a saber quién es quién. Se llega el invierno con nieve y poca lluvia y lo que importa a la gente normal y corriente no se dice, a ver para qué, si tenemos un problema del que comen varias decenas de opinantes cuyo sueldo sí es bastante más alto que mínimo interprofesional. Claro, yo ahora digo que una pareja joven no puede independizarse porque no tiene dinero, que hay mucha gente que necesita ayuda de mil tipos, que necesitamos mejores servicios públicos (o más rápidos) o que deberíamos sentarnos a hablar de amor, de cómo llevamos los estudios, de si quizás podemos viajar a algún sitio... no, eso no, en la televisión aparece el tema fundamental, hasta el hastío, incansable, insoportable, impertinente, que dan ganas de... (termine ud. el relato añadiendo aquí lo que quiera).

1 comentario:

Belén dijo...

Chapó, Paco.