13 de abril de 2020

Días confinados en casa

Los días pasan y algunas cosas no cambian, como los ruidos maniqueos de las redes: la sobreinformación, la desinformación y los bulos... Lo esencial -menos mal- no cambia, como los silencios y las voces, los aplausos, la extrañeza del piar de los pájaros o la soltura de algunas lecturas, que creía de peor interés. Hay quien dice, quien escribe, quien pregunta y... quien calla, pero el trabajo de los sanitarios sigue siendo sobresaliente, como el de los transportistas, el de los agentes del orden, el de los farmacéuticos, el de los limpiadores o el de los científicos... todos ellos generan confianza, que no es poco. Con el papel en blanco, el bolígrafo por empezar y las ideas en blanco compruebo que Sabina me felicita el Easter, en su magnífico inglés de Praga, como siempre; Sole sigue tirando de fotos y no se cansa; tampoco los del grupo se cansan de poner fotos de sus comidas de Cuaresma, maridadas con vinos buenos; Rebeca juega al Scattergories creo que con la perra, con ventaja de esta; a Noelia no le iría mal teletrabajar menos; Raquel está terminando su TFM y Silvia se ha puesto con Galdós; Paola ha caído en un silencio absoluto y Yolanda sigue imparable en las redes. Además, estos días la gente ha puesto fotos de su infancia: así es como advertí la picardía de Pilar, junto a su hermana; a Amalia, en la Maestranza de Albacete; a Raquel con su perro, pequeños los dos; o Anais buscando algo por el suelo... entonces no había selfies, pero salíamos todos guapos a más no poder. 


 Modelo: @freckledteacher

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