10 de marzo de 2008

"La memoria de Adolfo Suárez"



Son la tres de la mañana de una madrugada que se presume fría. El enfermo se alza sobre el colchón y balbucea. En ese instante, la enfermera, que anda somnolienta después del final de la película, se dirige a él:
-Tranquilo, don Adolfo, tranquilo, sólo ha sido una pesadilla -le dice entre susurros.
La televisión como telón de fondo, de plasma, modernísima, que compraron sus hijos para él en su último cumpleaños, retransmite en directo una votación del Congreso.
-¿Qué es esa algarabía? -pregunta don Adolfo.
-El Congreso, ¿no lo recuerda? -responde entre dientes la joven enfermera, que lleva con él algo más de dos años—. Usted estuvo ahí en innumerables ocasiones.
Pero el enfermo no lo recuerda; el hombre de cuarenta y cuatro años que dirigió el país en unos tiempos de tensión, difíciles pero ilusionantes, ahora no sabe qué es ese escenario lleno de políticos en algarabía.
Ella le da un poco de agua y pone en otro canal la reposición de un magazín dominical que presenta una hija del antiguo mandatario. Él, atento en su insomnio, fija la mirada en el monitor... pero no reacciona. La joven le da un poco de agua y lo recuesta de nuevo. Apaga el televisor sin dilación y deja únicamente una pantalla, sobre una mesita estilo isabelino. Junto al haz de luz del fondo, en un cuadro, están él y Amparo y sus cinco hijos. Se vuelve hacia allí, en un acto reflejo, buscando la luminosidad de la lámpara.
-¿Quiénes son? -dice tímidamente.
-Usted, doña Amparo y los chicos... -la enfermera empieza a agobiarse; no sabe si está haciendo bien.
-¡Ah!, Amparo... hace días que no la veo... ¡Estará en La Moncloa!
La enfermera solloza.
Al acabar la noche, el ex presidente Suárez duerme plácido en su cama. Su memoria descansa toda la tensión de aquellos años... pero su eterna sonrisa de hombre dialogante reposa sobre la almohada.
La enfermera lo mira fijamente mientras comienza a dormirse. Entre sueños, un mitin de Unión del Centro Democrático (UCD), cuando tenía ella 18 años... Habla Adolfo Suárez, presidente del gobierno, dice el speaker y la gente grita y aplaude.
Hoy el sueño le llega al amanecer.



4 comentarios:

maría nefeli dijo...

Recuerdo este cuento. Me conmovió mucho cuando hace tiempo me lo enviaste...
Por cierto, sigue hablando de política, que no es malo y este país debe aprender a hablar de ello sin miedo. Hay que romper con el tópico de "yo de política, fútbol y religión, no hablo"...
Un abrazo!

Gracia Iglesias dijo...

Como soy una privilegiada ya me habías enseñado este cuento, y me gustó en su día igual que me gusta ahora. Suárez fue un gran político y una gran persona. Gracias a él España puede sentirse orgullosa de haber salido de una dictadura dignamente y de forma pacífica, algo que me atrevería a decir que ningún otro país ha conseguido.
Qué terrible e injusta es esa enfermedad del olvido.

Gracia Iglesias dijo...

Como soy una privilegiada ya me habías enseñado este cuento antes, y entonces, como ahora, me gustó mucho.
Suárez fue un gran político y una gran persona. Gracias a él España puede sentirse orgullosa de haber salido de una dictadura de forma pacífica y civilizada, construyendo la democracia sobre las cicatrices a partir del respeto, me atrevería a decir que como ningún otro país lo ha hecho.
Qué terrible e injusta es esa enfermedad del olvido.

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

La verdad es que es raro que un país salga de una dictadura de forma pacífica, se ha demostrado en Irak, que ha hecho falta todo eso para derrocar el régimen de Sadam.