31 de mayo de 2011

'Cambio de vida'




Cuando la azafata de la compañía concluyó el requilorio de explicaciones que corresponden a un vuelo transoceánico, empezaba mi nueva vida lejos de Nueva York, la ciudad en la que viví mis últimos veinte años. Cinco semanas atrás Mary se fue de casa, como era de esperar en una mujer cuyas perspectivas de vida eran muy diferentes a las mías y, para poner la guinda a ese final de película, el médico me diagnosticó una enfermedad de la que jamás había notado sintoma alguno. Decidí, por tanto, hacer un pequeño viaje por Europa y concluir mi circuito en España, mi lugar de nacimiento; una tierra que no habitaba desde los tiempos del instituto. Apenas recordaba a los miembros de mi familia, se me habían borrado las caras de las mujeres que amé, no sabía nada de mi pandilla ni de su vida ni sus milagros. Nada. Iría, eso sí, a un país centroeuropeo a despedirme de una amiga con la que había mantenido una relación muy especial años atrás, cargada de amor y de sexo; y luego a Madrid y al pueblo que dejé cuando empecé el bachillerato. No sé muy bien si voy a recuperar el tiempo perdido, que perdido estaba desde hacía veinte años, o a encontrarme con otro mundo que no sea la oficina de la vieja editorial de cómics que dirigía en Greenwich Village. Así de claro, te pasas la vida lamentándote de lo mal que te van las pequeñas e insignificantes cosas que realizas y, de pronto, Mary y la niña se marchan hartas de un marido y un padre que pasa el día en un despacho entre cigarrillos, cómics y whisky y el doctor te dice que esa vida te pasa factura en el motor del cuerpo, el corazón. Para algunas cosas ya es demasiado tarde, pero nunca es tarde del todo para todo, nunca se acaba el túnel, porque siempre tiene puertas laterales de emergencias. Lo importante al caer es levantarse y con este vuelo que he cogido hoy intentaré corregir mis errores, antes de que se enamore de mi esa mujer tan hermosa y cruel que es la muerte.

No hay comentarios: