9 de agosto de 2011

"Una historia de amor"



Soy yo, ese tipo que una vez dijo en voz alta "el amor no existe y quien lo diga, miente". El mismo que después de leer El amor en tiempos del cólera (Gabriel García Márquez) dijo "yo jamás esperaré eternamente a una mujer". Yo, el mismo que se identifica con Benjamín Expósito (el papel que encarna el actorazo Ricardo Darín en El secreto de sus ojos -soy yo; yo soy también aquel secretario judicial que tardó treinta años en decir "te amo"). Yo, el que en la Facultad ganó una apuesta escribiendo una carta de amor sin estar enamorado. Yo, el que al final posiblemente tenga que tragarse sus propias palabras. Claro está que cuando yo mismo me metí a filósofo escribí que por encima del amor está la amistad; que la lealtad es una actitud mucho más sublime y universal que el amor; que el cariño y un abrazo son superiores a cualquier amor... Hasta que vi a aquella madre abrazada a su hija cuando por un error judicial la conducían a presidio. Algo cambió en mi y juro que no soy capaz de atisbar el qué. Esta mañana, después del café, he entrado en una librería. Al acercarme al estante principal apareció El amor en tiempos del cólera, y me he encontrado diciendo lo que rompe toda una profesión de fe filosófica en mí. Y lo peor, o lo mejor, es que pienso sostenerlo. Sí, te esperaré todo el tiempo que haga falta. La paciencia y el tiempo juegan en mi equipo, no sufras. Yo no soy tan expresivo como para que tú sepas lo que siento, pero ahora sé que eres tú. Quizás halle en el mundo otros brazos, otros besos, otras miradas de cariño; incluso quizás por un tiempo sea feliz sin ti, pero al final sólo tú serás tú, únicamente tú. Sólo a ti te querré. Te prometo que algún día me atreveré a decirte que te quiero y sólo con ello seré feliz, con tu mirada recibiendo mis palabras.

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